El esplendor del modernismo esta en el Passeig de Gracia une la plaza de Catalunya con la antigua villa de Gracia. Hoy es un distrito más de la ciudad. En este lugar, se encuentra emplazada la emblemática Casa Batlló que realizó el genial Arquitecto Antoni Gaudí, construida entre 1904 y 1906. Esta construcción actualmente se encuentra abierta al público: la planta noble era la antigua vivienda de la familia Batlló. Esta tiene la particularidad de las formas danzantes en sus chimeneas de a azotea y el desván. En la manzana de la discordia se encuentra emplazada esta maravilla arquitectónica. Se llama la manzana de la discordia porque este edificio histórico parece competir con el edificio de Casa Amatller de Puig I. Cadafalch y la casa Lleó I Morena de Domenech I Montaner que también pertenecían a  la corriente Modernista. Cabe destacar que en esta zona, el arte y la arquitectura modernista, son de gran abundancia. Además cerca de allí se encuentran la Fundación Antoni Tápies, que es una sede importante del modernismo contemporáneo.

La Casa Batlló es el resultado de una vivienda construida en el año 1877 antigua y convencional, pero para intervenirla Gaudi fue muy cuestionado por las autoridades de Barcelona para realizar este proyecto de cambio tan radical.  El programa de esta construcción debía responder a las necesidades de la familia Batlló en el piso principal. Los cuatro pisos restantes eran para alquilar y se dividian en dos pisos habitables. A la fachada se le añade una tribuna y varios balcones con cerámica policromada, no olvidemos las técnicas de trencadis que utilizaba Gaudí en sus obras. En su interior, para conseguir mayor iluminación y ventilación, Gaudí unifico la escalera con el patio. Llegando a la cubierta se terminó con un magnífico coronamiento cerámico que recuerda a la forma de una caparazón de grandes escamas tornazoladas. El hierro forjado para los balcones recuerdan a las formas marinas de las algas, pero a su vez funcionan como refuerzo para la estructura. Sobre la fachada encontramos esbeltas columnas de piedra de Montjuic con formas óseas y con elementos florales.

Las carpinterías de madera tienen la particularidad de accionarse con contrapesos sin jambas ni montantes. La planta baja cuenta con una reja que separa la casa de la familia Batlló. Las paredes interiores adquieren un movimiento con sus formas onduladas. Lo techos abovedados de los techos que cubren la escalera de madera recuerda a los caparazones de las tortugas. Los pasamanos de madera tallada parecen un gran espinazo de un gran animal. Toda la estancia cobra un sentido natural submarino con la impronta omnipresente del genial Gaudí.

El patio interno funciona para atraer la luz y la ventilación. Totalmente revestido con azulejos azules mas oscuros en la parte superior y mas claros en la inferior para lograr una distribución mas uniforme de la luz natural. Además, la parte superior cuenta con aberturas mas pequeñas que las inferiores con este sentido de uniformidad luminosa. El ascensor de madera que se instaló en el patio funciona aún en día.

Disfrutando y conociendo sus obras, se redescubre los mil detalles de este artista que marcó un estilo, una época y una mentalidad abierta a la creación. Es una obra para recrear y detenerse en las sutilezas que el arquitecto tuvo para diseñar, planificar y finalmente dirigir esta obra marina de Barcelona. Antoni Gaudi es un maestro del Trencadis por lo tanto los detalles de la obra se ven a simple vista, pero es necesario contar con un ojo crítico y amante de la arquitectura para reconocerlos.

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