Ubicada en un barrio residencial de la periferia de Nagoya, en Japón, la Refraction House, gracias a la sofisticada composición volumétrica, representa un símbolo arquitectónico importante en un contexto caracterizado por casas unifamiliares prefabricadas y bloques masivos de apartamentos.
El proyectista, Kiyoshi Sey Takeyama, socio fundador del conocido grupo Amorphe y estimado teórico de los espacios digitales, no ha dejado escapar la ocasión para experimentar de forma práctica con composiciones volumétricas intrépidas y combinaciones de materiales inéditos.
El edificio está compuesto por dos volúmenes que se diferencian mucho entre ellos: el cuerpo principal, que se presenta como una larga caja distorsionada, realizada con una estructura de acero y revestida de zinc, se opone en la parte posterior a una estática torre de planta cuadrada que tiene unas sólidas paredes maestras construidas con bloques de cemento.
La fachada principal, en la que se encuentra la puerta de acceso de líneas limpias y minimalistas, está forrada con planchas continuas de metal oxidado; la fachada que da a la calle utiliza zinc galvanizado y es casi ciega, sólo se abre la ventana repujada con el cristal satinado del dormitorio y la ventana pequeña de la cocina.
Todas las funciones de vivienda están en el volumen principal de la casa, un gran espacio continuo de altura doble que alberga el salón, el comedor y la cocina en la planta baja y, el dormitorio en el altillo. La torre contiene, en la planta baja, la habitación de invitados en estilo japonés, que se asoma sobre un pequeño jardín de piedras y bambú, y en el piso de arriba está ubicado el único cuarto de baño de la casa que está unido al cuerpo principal del edificio a través de un cubo de cristal externo, único vínculo visible entre los dos cuerpos del edificio.
La entrada de la casa da directamente al espacio principal: da aquí sale el pasillo de cristal que va por toda la tapia y lleva hasta el dormitorio en el entresuelo.
La organización especial de la Refraction House, en la que todas las funciones primarias se encuentran en el mismo espacio sin ninguna interrupción, refleja la personalidad del cliente, propietario de un restaurante y único habitante de la casa, que no tiene ningún problema en aceptar la falta de protección de la intimidad y la tortuosidad de los recorridos entre los diferentes espacios de la vivienda.
Dado que su exigencia era tener un espacio completamente blanco e iluminado con la luz natural, Takeyama le ofreció una arquitectura sensorial, en la que las líneas entrecortadas de las paredes inclinadas amplifican el espacio y, el límite entre luz y sombra cambia continuamente. El hieratismo de las paredes blancas se contrapone a la sensualidad de los suelos revestidos con materiales que varían las características táctiles y acústicas.
En sus obras, Takeyama siempre pone de manifiesto la experiencia del movimiento en el espacio y el suelo representa el único punto de contacto directo del cuerpo con la superficie del edificio. En Japón se sigue manteniendo la tradición de quitarse los zapatos en el interior de las casas: caminar descalzos dentro de la Refraction House puede proporcionar diferentes sensaciones, tanto táctiles como acústicas, en función de si uno pisa las baldosas de cerámica del salón, las tablas de madera del dormitorio, el cristal del pasillo, las cañas de bambú o el cemento alisado de los espacios de conexión.
Se ha dedicado un cuidado especial a la decoración, los componentes se integran con extremada precisión en el diseño general en un juego de deseadas omisiones y precisión del detalle.