Se habla a menudo de la relación entre arquitectura y escultura. Son numerosas las exposiciones que indagan en los recorridos de interacción, en los posibles diálogos, en las formas de comparación. Bilbao, por ejemplo, ha acogido recientemente la exposición ArchiSculpture, que explora el diálogo entre Arquitectura y Escultura desde el siglo XVIII hasta hoy.
En la última década esta comparación ha producido formas valientes como la Casa de Musica de Rem Koolhaas, el Phaeno Science Centre de Zaha Hadid o la Son-O-House de NOX, y a veces incluso redundantes, como en el Guggenheim de Bilbao de Frank Gehry, que ha marcado tambien un momento importante y revolucionario en la cultura de lo proyectivo.
Trabajar con los materiales para esculpir una arquitectura es también posible a niveles más sutiles y no por esto más cautos. El estudio californiano Jim Jennings Architecture ha realizado recientemente la Visiting Artists House, un ejemplo brillante de como la arquitectura puede comunicarse con el pensamiento plástico a través de los canales de una estética minimalista, esencial, pero sin embargo cargada de significados y de llamadas a la potencia expresiva de los materiales y a su capacidad de formar la arquitectura, en el sentido de crear su forma.
La casa acaba de ganar el Institute Honor Award for Architecture.
Según el jurado: «Su diseño poderoso, extrae su fuerza de los materials simples, escrupulosamente detallada, sin ser sobreconstruída…La iluminación de la estructura le permite brillar desde adentro, convirtiendo así el concreto, en algo cálido y suave…Dos paredes paralelas de concreto crean un diálogo perfecto entre paisaje y arte.»
El edificio, situado en la pendiente de una colina, es propiedad de un mecenas amante del arte, que deseaba una casa que no solo pudiera albergar las obras de Richard Serra, Bruce Nauman, Martin Puryear y de otros, sino que también fuese capaz de acoger a los artistas a los que en su momento encargaría nuevas obras de arte. En suma, una «casa para los artistas de visita».
La obra de Jim Jennings, escultura entre las esculturas, extrae fuerza, forma e inspiración de un material, el cemento. Dos tabiques de 60 metros, fuertes y al mismo tiempo esbeltos, corren por la colina aparentemente siguiendo trayectorias paralelas. En realidad, al final de su recorrido, divergen hacia el norte y convergen hacia el sur, diseñando un escenario de perspectivas que se expresa con la fuerza de un gesto poético. La arquitectura, aquí, es más una incision que un edificio. Además del prestigioso premio AIA, la Visiting Artists House se ha adjudicado en el 2005 el Excellence in Architecture Honor Award y el Kirby Ward Fitzpatrick Prize.
Aquí, sobre la colina de Geyserville, arquitectura, arte plástico y poesía encuentran una de sus más felices sinergias.