00595

El proyecto «Glass House in the Sky» consiste en diseñar una unidad de vivienda que se inserte en la ciudad ya existente; una alternativa interesante al desarrollo de las periferias que refleja el actual momento cultural del ciudadano medio neoyorquino, exteriorizando la vida privada y buscando de este modo el aislamiento físico causado por el desarrollo y la difusión de Internet en la vida cotidiana.
La arquitectura del proyecto juega con los contrastes entre el exterior rectangular de aspecto industrial y la voluptuosidad de las curvas interiores. Los detalles técnicos de la estructura exterior, en riguroso hierro y cristal, se contraponen al suave terciopelo y la seda , el mármol pulido y redondeado, el vidrio curvado y traslúcido y las exóticas nervaduras de la madera.
El elemento protagonista del espacio es un muro flexible que se extiende en el centro de la planta rectangular generando una diversificación del espacio circundante.

El muro forma la espina dorsal del organismo y desempaña importantes funciones, entre ellas, la de definir las zonas de servicios y circulación, y la de sustentar el piso superior. La pared se expande y se pliega sobre sí misma creando espacios privados para luego abrirse inesperadamente haciendo que las habitaciones y el pasillo fluyan el uno en el otro. El muro es el corazón, la esencia, de este futurista proyecto, y a sido estudiado para adaptarse a los diversos deseos y necesidades del propietario: paredes y paneles, contenidos en sus cavidades internas, pueden descorrerse fuera y permiten obtener separaciones variables. De esta manera, el espacio abierto puede subdividirse en ambientes más íntimos de diferente amplitud.

Más adelante la pared se abre, recogiendo el espacio de los baños, y cambia de consistencia; se convierte en una superficie «líquida», una superficie de aspecto húmedo realizada con una mezcla de cristal y resina que crea un espectacular efecto de materia variable entre transparencia, opacidad y trasluz.
El otro lado reserva una sorpresa y aprovecha la ocasión para utilizar la multimedialidad e interpretar la dicotomía entre el lado público y el privado de la vida neoyorquina: la pared curva hace las veces de pantalla en la que se proyectan imágenes digitales blandas y flexibles. LA idea es la de usar la pared como espejo digital de la vida íntima de los habitantes; sobre ella se proyectan constantemente ampliaciones de instantáneas tomadas en los ambientes interiores.
Se prevé una alternativa: cuando se prefiera mayor intimidad, las telecámaras se apagan y se proyectan otras imágenes diferentes, desde textos a escenas en vídeo.
Los vínculos técnicos de la casa se han reducido al mínimo. En el interior todo, incluso la parte estructural, gira en torno al muro que contiene los implantes y sobre el cual, a través de vigas libres, se apoya el piso intermedio dedicado a espacio de noche.
Según el proyecto de Bernard Tschumi Architects, esta vivienda pensada pala la Nueva York del siglo XXI es una pequeña joya efímera sobre las azoteas de la metrópoli, un hermosísimo lugar de observación de la ciudad a sus pies y una señal luminosa que, vista desde el exterior, nos lleva, paradójicamente, a una dimensión más humana dentro de estas a menudo anónimas alturas.