Sustentabilidad+ reducción de superficie útil del planeta eso es lo que significa Cliff dwellings, un proyecto galardonado en la sección de investigación, es una hipótesis de estructura autosuficiente y simbiótica que aprovecha las superficies verticales del planeta come hábitat. ¿Te lo imaginás?
Next Landmark, el concurso internacional de arquitectura, ha premiado en la sección de investigación un experimento residencial al límite de la utopía. Se trata de Cliff dwellings, viviendas sobre las rocas de los acantilados imaginadas por Román Cordero e Izbeth Katia Mendoza Fragoso: una propuesta de núcleo residencial construido en vertical sobre la roca, con un programa de servicios de ocio, sanidad, parques, etc. Cliff dwellings no tiene punto de partida en una localidad concreta, no se vincula a las características de ningún lugar, sino que hipotiza un modelo de vivienda para superficies verticales que se puede aplicar en todo el mundo.
El hábitat vertical generado dentro de la tierra o de la roca entra en simbiosis con el elemento natural, siendo beneficioso para numerosas especies animales. Este modelo aprovecha la amplia exposición como salida hacia el exterior, a la vez que la usa para protegerse y defenderse. Dependiendo de la zona geográfica y del clima, viven excavando refugios en la tierra enteras colonias de termitas, suricatos, hormigas, que crean largos túneles verticales. Algunas aves como los pájaros carpinteros, o las ardillas y otros animales xilófagos consideran ideal crear asentamientos en la madera y aprovechan en ella las cavidades naturales, o construyen pasajes como por ejemplo dentro a la madera del árbol. El elemento natural se convierte en un sistema estructurado y de protección.
También el hombre ha construido en pasado modelos de asentamiento en la roca. A través de la historia nos han llegado sólo algunos que se han conservado a través de los siglos, como la ciudad rupícola de Petra en Jordania, el valle de Bamiyan en Afganistán (con los famosos Budas que los talibanes destruyeron en 2001 y que han sido prácticamente reconstruidos), la meseta de Uchisar en Turquía, cuya fortaleza en la cima se mimetiza con el paisaje de roca y los pasadizos subterráneos aprovechan las cavidades naturales de la toba, o el poblado de acantilado de Guyaju, en China, a poca distancia de Pekín.
Los seres humanos no nos limitamos a colonizar un territorio, sino que lo adaptamos a nuestras exigencias, desde las funcionales a las simplemente estéticas, analizando modelos de percepción y en base a las distancias de contacto. El arte es el instrumento de exploración que traduce con mayor sensibilidad nuestras necesidades y nuestras preguntas, la relación con el paisaje y nuestra idea de casa en la naturaleza, el diálogo eterno entre lo existente y los nuevos diseños. Al definir el equilibrio entre la historia y el futuro, entendido como nuevos modelos de ciudades verticales, los diseñadores de Cliff dwellings observan el trabajo de los artistas, sobre todo de aquellos que han trabajado excavando la materia maciza y que han buscado la respuesta a las necesidades del hombre dentro de su corazón. Entre ellos, Eduardo Chillida con sus imponentes esculturas inspiradas en la tradición vasca, o Jorge Yazpik que trabaja la piedra con hendiduras pequeñas que recuerdan ventanas o grandes como si de imponentes portales se tratara.
El resultado de esta investigación, que es una fascinante indagación histórica y sociológica, es la utopía de un modelo de asentamiento en la roca en vertical, como alternativa al modelo del rascacielos tan abundante durante el siglo pasado. Dicen los proyectistas: “Año tras año, desarrollamos proyectos no-sustentables que cada vez ocupan más espacio en el planeta, debido a la constant necesidad de crecimiento. El típico rascacielos que, a través de una superficie más compacta, permite tener un ahorro de espacio horizontal, pero con el tiempo, si construímos tantos rascacielos (como en la actualidad) vamos a terminar en una situación muy similar a la que queríamos escapar”. La idea de Cliff dwellings en cambio es reducir el impacto medioambiental extrayendo la energía directamente del suelo dentro al que se construye, aprovechando las condiciones climáticas para producir energía renovable. Las superficies horizontales, que quedan libres de tener que construir ciudad tras ciudad, podrían convertirse en pulmones verdes para el bien común.
Como ya hemos dicho, se trata de utopías cuyo objetivo no es demostrar la realización inmediata de un modelo residencial en la roca, sino abrir de par en par las puertas de los proyectos que exploran nuevos territorios para reducir el consumo del suelo.