Bajo la premisa de transformar una vivienda unifamiliar en un complejo administrativo-profesional, el proyecto se gestó en torno a un cambio de funcionalidad e imagen en un tiempo acotado de 50 días.
Para la arquitecta responsable de la obra, Analía Ocampos, la economía de tiempo fue uno de los principales condicionantes. Dada la urgencia y características de las reformas, se eligieron para su desarrollo materiales como el superboard o durlock para exterior y una estructura de frente metálico prefabricado en metalúrgica.
El montaje se realizó a través de una hidrogrua, manteniéndose el suspenso merced a un telón que cubría los avances. Al correrse el mismo, vecinos y habituales transeúntes se vieron sorprendidos por el rotundo cambio de imagen y función. Para las obras, se montó una estructura tubular con cerramiento, se procedió a desmantelar los elementos que configuraban la fachada (aleros, carpinterías rejas, etc) y a la demolición de áreas de muros a refuncionalizar.
El espacio exterior se trabajó con la idea de respetar el retiro existente, proyectando un patio seco de piedras y un deck capaz de integrarse visualmente al interior a través de los grandes paños vidriados. Se realizó una nueva reja para reemplazar la existente, dejando sentado el carácter de privacidad y seguridad del edificio, creando un espacio intermedio entre la calle y la carpintería de la sala y privado. Para los interiores, se optó por un predominio de mobiliario blanco laqueado con textura satinada. El mismo, se contrapone a los planos oscuros de piso y al manejo puntual en el privado de un escritorio de wengue arenado con patas de una pieza de aluminio fundido y pulido, que le dan sobriedad al ambiente. Por su parte, las paredes blancas y las cortinas de screem tipo roller también blancas dan un toque de neutralidad al espacio.
Entre los ambientes y materiales a preservar, se mantuvo el piso de la sala general y el de los privados. En la sala de reunión, donde se unieron dos habitaciones, se colocó piso flotante.
Transformación funcional
El mayor desafío de lproyecto fue cambiar la imagen de vivienda por un ambiente de actividad administrativo-profesional y trasladar a la arquitectura el clima que debía inspirar el lugar: sobriedad, formalidad, seguridad, tranquilidad y transparencia. Se trabajó con un margen de 50 días sobre una vivienda compuesta por un volumen de dos niveles de altura que presenta un fuerte desarrollo horizontal. El mismo, está signado por una raja que enmarca el balcón de la primera planta y remata en el alero superior que se extiende a lo largo del edificio. Desde allí, se contrapone una virtual verticalidad a través de la iluminación artificial.
El resultado final es una obra que combina a la perfección oficinas privadas con un amplio sector administrativo y de atención al público, presentando una imagen moderna adaptada a los tiempos que corren.