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La propuesta del estudio Othaz & Vecchi presenta un armónico diálogo entre arquitectura y naturaleza donde el afuera y el adentro se convierten en un constante interpretación de materialidad, con un claro sentido de protección y apreciación de los juegos de luz y sombra.

Entorno, diseño e interiorismo se combinan a la perfección en esta particular vivienda. Con ambientes distendidos y una decoración convocante a la música, la misma mantiene un contacto estrecho con el marco natural que la contiene.

Ante un terreno con desniveles y excepcionales vistas al estuario, se posiciona como un volumen compacto, apoyado sobre el terreno, detalle característico de la primera concepción lecorbusiana de la arquitectura.

La propuesta descansa sobre un basamento rehundido, recurso estético que refuerza la idea de que está simplemente apoyada o casi flotando sobre la tierra. El sentido de despegar el objeto construido del entorno natural, se alinea a las concepciones modernas de la arquitectura donde el hombre es un mero observador de la naturaleza y por ende debe respetar su entorno, no modificarlo y posicionar su obra como un ente en sí mismo. La presencia del agua dentro de la casa representa un papel importante no sólo a nivel estético y simbólico sino funcional.

Ante la premisa de poder estar en contacto con la naturaleza, se pensó una vivienda donde los límites entre el interior/exterior fueran difusos y ambas ideas se unieran, creando espacios únicos. El agua, como elemento característico de la vida al aire libre, trae al centro del proyecto el concepto de fusión que es el leitmotiv del diseño espacial.

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El predominio absoluto del vidrio hacia el interior del terreno alude a la conexión entre el afuera y el adentro. Dicho acristalamiento permite percibir el paisaje en el que se inserta, de forma que la obra pasa a formar parte del propio medio natural, haciéndose casi invisible.

Arquitectura narrativa

Racional y austera, la casa que desarrolló el estudio Othaz & Vecchi presenta formas cúbicas donde se destacan el uso del color y elementos de diseño como la curva y los polígonos inclinados trabajados con un carácter escultórico, en contraste con los elementos arquitectónicos tratados en forma completamente racional.

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La tipología es simple y funcional, acorde con el concepto minimalista y puro que maneja la casa. Se materializa con volúmenes rectangulares, uno perpendicular a la calle donde se ubican las áreas privadas y uno paralelo donde se aprecian las áreas más públicas. La disposición es en forma de “T” y en el punto de encuentro se ubica la pileta, como nodo central.

El living comedor debía alojar varias actividades, por lo que era necesario que sea amplio y flexible. Cuenta con la particularidad de ser el único ambiente que propone vistas pasantes desde la calle hacia el fondo del terreno.

El sector de los dormitorios se ubica hacia la izquierda de la casa, resguardado del resto de los ambientes. Sin embargo, la relación con la panorámica natural es la más interesante y explícita, ya que la habitación principal se despega del marco visual del resto de la vivienda, quedando sumergida en el pulmón verde del terreno gracias a su disposición morfológica y a que la mitad de sus cerramientos son transparentes.

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De grandes dimensiones respecto del resto de los espacios públicos, la cocina presenta una importante fluidez interior, en conexión con el exterior. Como se ha hecho mención anteriormente, el énfasis ha sido puesto en la pileta, cuya materialización genera un objeto en sí mismo que se destaca y diferencia de todo lo demás, representando la unión entre el afuera y adentro.

Las carpinterías de aluminio, a su vez, han sido diseñadas especialmente con grandes paños que van de piso a techo a fin de profundizar la relación de la casa con el paisaje circundante.

Las carpinterías interiores de madera también de piso a techo y con grandes paños corredizos, permiten esa continuidad espacial y la sectorización de zonas. La fachada hacia la calle es mas bien opaca, mientras que abre totalmente y se vuelve transparente hacia adentro del terreno.

El color fue especialmente tratado. El uso del rojo, tan destacado, ha sido empleado como figura pretendiendo generar en contraste un fondo con colores neutros, terrosos de la naturaleza como son el beige, los marrones y grisáceos.

Estos pocos elementos de color utilizados desde un punto de vista escultórico, como son la puerta de acceso, la pared poligonal en esquina que emerge como una roca del suelo y la curva que alberga la claraboya, entrada de luz cenital que remata la pileta, se encuentran en relación a la dimensión simbólica y divina, que le dan a esta casa su carácter único y reconocible.