“Llamo afuera a Europa y Estados Unidos y llamo adentro a nuestra América de habla hispana, o al menos a la que a pesar de vivir “in the night”, contar con el “polo team”, fumar “light” y usar computadoras sin ñ, intentan seguir hablando un idioma derivado del latín, que hace más de mil años, el condado fronterizo de Castilla comenzó a divulgar.”
Por Daniel Enrique Butlow (*)
“…Los individuos que hubiesen sido aprobados en sus exámenes,
y que pertenezcan al Cuerpo de Arquitectos,
se presentarán al Prefecto del departamento
con el certificado de sus exámenes, para que por medio
de este puedan obtener del Supremo Gobierno el título de arquitectos…”
Decreto del 26 febrero de 1842
Casa del Supremo Gobierno La Paz. Bolivia.
Trataré de ser preciso. Llamo afuera a Europa y Estados Unidos y llamo adentro a nuestra América de habla hispana , o al menos a la que a pesar de vivir “in the night”, contar con el “polo team”, fumar “light” y usar computadoras sin Ñ, intentan seguir hablando un idioma derivado del latín, que hace más de mil años, el condado fronterizo de Castilla comenzó a divulgar.
Ya estuve en San Juan de Puerto Rico, donde los arquitectos bien nacidos luchan para que no se los obligue a escribir el pliego de especificaciones en inglés. Ya conviví con los arquitectos de Santo Domingo, cuya entidad gremial se ha instalado en escasos metros del viejo árbol donde Cristóbal Colón amarró por primera vez en América una carabela. También he vivido en Cartagena , donde contemporáneamente a nuestro congreso panamericano de arquitectura, el equipo de filmación de “La Misión”, había tenido que trasladarse, al no encontrar – hablando de arquitectura colonial – nada equivalente sano, en las cercanías de nuestras Cataratas del Iguazú. Ahora, escribo desde Sucre, la capital constitucional de Bolivia, donde las delegaciones de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro y Tarija, se han dado cita para realizar un Congreso de Urbanismo , invitando a sus hermanos americanos.
Cuando hablo de “hermanos”, me refiero a lo que ellos sienten por nosotros y no viceversa, porque en un alarde de estupidez nos convencimos de que los hermanos eran otros o mejor dicho, que había mejores hermanos…
De Sucre, ya han hablado las Naciones Unidas, al declararla con justicia ciudad patrimonio histórico de la humanidad, pero a mí me interesa comentar algunos otros detalles menos pomposos que quizás aprovechen los desmemoriados. Estoy en la ciudad donde “casualmente” un 25 de mayo de 1809, se escuchó el primer grito de emancipación de los reyes de España.
Nuestro himno nacional – me refiero al completo – no miente cuando canta al baño de sangre de Cochabamba, La Paz y Potosí. Tal vez de esa sangre haya surgido un espíritu como el de Cornelio de Saavedra, ciudadano potosino, que presidió nuestra primera junta patriótica al margen de fundar nuestro honroso cuerpo de Patricios. Estoy cómodamente sentado en uno de los sitiales de honor de la Universidad de Chuquisaca , la misma adonde arribaron Paso, Castelli y Moreno, por dar solo algunos ejemplos de los próceres argentinos que al llegar aquí en busca de cultura, encontraron una universidad sabia y poderosa, fundada por los jesuitas en 1624. Estoy aquí, a 2 cuadras del templo de la Merced, cuyo coro y falsa escalera cayeron en 1628 dando origen al primer juicio por responsabilidad de un arquitecto de que yo haya tenido noticias, al menos en la legalidad y el cumplimiento de formas con que se encuentra registrado en los anales de Los Mercenarios.
En esta catedral – sede de la actual casa de la Libertad – tal vez hayan orado Serrano, Malabia o Pacheco de Melo , que además de ser nombres de las calles de Palermo , fueron diputados representantes de Charcas y Chichas al Congreso de Tucumán de 1816 , el mismo que utilizó la fórmula “ Nos los representantes de las Provincias Unidas de Sud América… ” al declarar la independencia. Mi visita a la sede de la Corte Suprema también será para el asombro. Al revisar la Gaceta Jurisprudencial encuentro ni más ni menos que el reglamento de arquitectos e ingenieros de 1842 , dictado por el gobierno del presidente Urcullu, donde se resuelven incumbencias, programas de estudios y prioridades del Código de Edificación, aún borrosas hoy en día.
Cuando me repongo de la sorpresa y me concientizo de mi propia ignorancia, se diluye el asombro, al recordar que aquí, en esta misma sede funcionó la Audiencia de Charcas desde 1559 , que era el Tribunal de Apelación del Virreinato del Río de la Plata . El sólo imaginar la llegada de expedientes a lomo de burro desde Buenos Aires por el sistema de postas – lo que se lograba puntualmente – parece algo extraordinario y por algún motivo, pienso si al gran historiador de la profesión del arquitecto, Spiro Kostoff, se le habría ocurrido la existencia de un antecedente como el que he descubierto en un país como Bolivia.
Sigo estando aquí, en Sucre, pero ahora miro el hoy. Hermosas revistas de arquitectura, desconocidas en el continente. Arquitectura criolla que espera ser descubierta por los críticos. Limpieza y cuidado obsesivo por el patrimonio urbanístico y por sobre todo, una sensación de hermandad que ahora yo también siento y trataré de cuidar.
Una vez se dijo, que el único defecto de los ojos es que sólo miran hacia afuera. Intentaré remediarlo.
(*)Abogado y Profesor titular honorario de arquitectura e ingeniería legal.
Para más información:
http://arquilegal.com/home3.htm