En un juego de tiempo, ilustración y movimiento, un grupo de artistas –diseñadores, dibujantes, arquitectos– se reúnen en algún barrio para compartir sus perspectivas, captar la sensibilidad del lugar y, a veces, rendir un homenaje. De estos encuentros surgen obras colectivas que se publican en la Web. El objetivo: rescatar aquellos rincones olvidados del turismo y dejarle un “libro colectivo” a Buenos Aires.


Hace menos de un año, Coco Rasdolsky y Roberto Frangella, ambos arquitectos, decidieron darle impulso local a una extraña práctica que usa la plataforma de Internet para diseminar dibujos a mano alzada que expresan el espíritu y la fisonomía de una ciudad. Las obras surgen de encuentros de arquitectos, diseñadores, urbanistas y otros conocedores de la proyección; prevalece la filosofía colectiva, dibujar en grupo, compartir perspectivas. Las reuniones se conocen con el nombre de Urban Skectchers o “croquiseros urbanos”. La lógica es la siguiente: primero se escoge un barrio previo análisis de su historia; se lanza la convocatoria; luego los croquiseros van “tomando las esquinas”; dibujan su entorno; se juntan en un bar para charlar sobre lo realizado; finalmente lo producido se posteará en la Web.

“Queremos que lo democrático y lo solidario, la camaradería entre los que vienen, estén por sobre lo individual”, repite Rasdolsky. La treintena de croquiseros se dio cita en La Boca, Barracas, Costanera Sur, Santa Rita y el Barrio Ferroviario.

“Pretendemos ir descubriendo otra ciudad, la que quedó en los márgenes por afuera del turismo”, detalla Rasdolsky. No se trata simplemente de dibujar edificaciones y alrededores, sino de captar la sensibilidad del lugar, su cotidianidad, los cambios arquitectónicos y el paso del tiempo fantasmal. Y de realizar, por qué no, pequeños homenajes. El primero fue Quinquela Martín y su Riachuelo; le siguió el bar donde Roberto Goyeneche inmortalizó “Sur”; y la próxima cita será en el barrio Rawson, lindero con Agronomía –famoso por sus casitas bajas y porque allí vivió Julio Cortázar–.  

“Lo que  permite Buenos Aires es que uno sea un ser anónimo, pero ese ser va cambiando acorde al lugar en el que te muevas, y los croquiseros nos vamos trasladando. Es eso es como un juego de tiempo, ilustración y movimiento”, señala.

Entre los deseos del grupo están “dejarle un libro colectivo a Buenos Aires” y afianzar su relación con croquiseros que están apareciendo en Corrientes, Córdoba, Tucumán, Santa Fe y Salta –entre otras provincias–.

 

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http://croquiserosurbanos-bsas.blogspot.com/