Estamos en un momento muy importante. Recién recibí la visita de una cementera de capitales extranjeros que me anticipó una importante inversión. Vamos a batir el récord de producción de cemento que era de 2,5 bolsas por habitante en 2003 y se duplicó en la actualidad.

La construcción de viviendas privadas aumentó 104% en los últimos siete años. Hay problemas con las hipotecas, pero eso tiene que ver con el default que sufrió el país en 2001. Pero vamos a salir también de esto.

Cuando se ve lo hecho, esas 13 mil obras terminadas, la federalización de la obra pública, que ha permitido que se duplique el número de empresas afiliadas a la Cámara Argentina de la Construcción, es producto de una política federal. La mayoría de las obras es de ejecución descentralizada. La Nación envía los recursos y los ejecutan a nivel local, lo cual redundó en la creación de empresas y puestos de trabajo.

Vamos a inaugurar la línea Nea-Noa en los próximos días. Por primera vez vamos a tener la oferta antes de la demanda ya que siempre tiene que llegar primero el Estado con las obras de infraestructura, porque la escala de las obras sólo es posible a nivel público y luego llegan las inversiones privadas.

Por eso también comprendimos que se trata de obras de carácter contracíclico. Así pasamos de una inversión pública de 0,7% del PBI y pasamos a 4%, cuando el tamaño de la economía es hoy el doble.

La negociación con el Club de París permitirá saldar deudas de anteriores gobiernos y obtener crédito para nuevas obras.

Vamos a seguir trabajando con la misma fuerza y el convencimiento absoluto de que esta es la manera de seguir con la inclusión social. No hay posibilidades en una sociedad de cohesión sin inclusión social.

Vamos a incluir a la construcción en el programa de préstamos del Bicentenario, porque creemos que es importante seguir sosteniendo el nivel de inversión y la demanda agregada en todos sus niveles. También para que la clase media pueda acceder a su vivienda propia y de ese modo incentivar la industria de la construcción.

Ese programa ya tiene elegido proyectos por más de mil millones de pesos y estamos analizando nuevos proyectos por otros 3 mil millones.

La crisis internacional es mucho más profunda, no solo bancaria, y tiene que ver con que se priorizaron las finanzas en lugar de la reproducción del capital a través del circuito de bienes y servicios.

Este trimestre bajamos el desempleo a 7,5% y en esto la construcción tuvo un rol principal.

Ha habido décadas en el país sin infraestructura. Y al mismo tiempo estamos en un momento de la economía global donde nuestros productos son imprescindibles. La infraestructura cumple un rol fundamental para tornar cada vez más competitiva a nuestra economía.

Por ejemplo, en materia de parques industriales, donde podamos mejorar la logística de las empresas; o fomentar la actividad turística, donde se advierte una mejora de la balanza de divisas.

La construcción es uno de los sectores donde los recursos humanos son fundamentales. El sector tuvo uno de los crecimientos más altos del planeta en los últimos meses.

Si en medio de esta crisis sin precedentes, con las políticas contracíclicas aplicadas hemos podido seguir adelante, fue porque apostamos a un modelo con tanta vinculación hacia el mundo.

Nos hemos equivocado mucho con discusiones estériles sobre si mercado interno o exportación, si productos agropecuarios o industriales. Lo importante son los productos con más valor agregado.