La exploración de nuevos territorios donde asentar viviendas ha llevado a reconocidos arquitectos a investigar y desarrollar programas que conectan e incluso se confunden con el paisaje.
La última edición del concurso internacional de arquitectura Next Landmark, que cada año convoca el portal Floornature.com, ha premiado en la sección de investigación un experimento residencial que desde la utopía ayuda a pensar en la habitabilidad a futuro como una extensión del paisaje. Cliff Dwellings, proyecto presentado por el estudio de arquitectura e investigación Plug, crea nuevas relaciones a partir de la construcción de viviendas sobre las rocas de los acantilados.
‘Huella cero’ sobre la superficie del territorio
Esta propuesta experimental se caracteriza por la búsqueda de una ‘huella cero’ sobre la superficie del territorio, la verticalidad residencial esculpida a lo alto de un acantilado. Es un proyecto rompedor que no trata de ser una realidad inmediata sino presentar una alternativa para ‘reciclar’ las estructuras ya erigidas naturalmente.
Su creador, el arquitecto Román Cordero, ganador de más de 50 premios nacionales e internacionales, parte de una pieza arquitectónica como ‘conector’ que propicia y promueve tejidos o enlaces entre el paisaje, el proyecto, la comunidad y la tecnología. Pieza que asegura «nunca debe ser un obstáculo en el entorno».
«La propuesta busca paisajes que por sí mismos representan un territorio inhóspito para algún ser vivo, donde su habitabilidad represente una nueva manera de entender el lugar que nos corresponde en el planeta», reflexiona Cordero. E insiste: «Buscamos lugares en donde podamos imprimir vida y no donde quitemos aquella previamente establecida».
Se trata de minimizar el impacto extrayendo la energía del suelo
Cliff Dwellings no se ubica en una localidad concreta, sino que podría desarrollarse en todos los acantilados y en sus diferentes latitudes, «aunque traducida a las lógicas locales, tanto sociales como climáticas, para su sostenibilidad». Es más, esta investigación trata de minimizar el impacto medioambiental extrayendo la energía directamente del suelo a través de la geotermia y aprovechando las condiciones climatológicas del lugar para generar energía renovable.
Con todo, la propuesta cita como posibles destinos de este núcleo residencial utópico los acantilados de Sussex, en Inglaterra; Gore Bay, en Nueva Zelanda; o Moher, en Irlanda. Y aunque el nivel de alcance de esta investigación no llega a la escala del detalle, el despacho Plug sugiere los criterios para un posterior avance: «Las casas estarían configuradas por materiales pétreos y con una estructura modular que pudiera configurar diferentes modelos de vivienda».
Sobre el alcance de materialización de este proyecto, Cordero reconoce que es una utopía, y, sin embargo, «gracias a las mismas seguimos evolucionando». Nada mejor que citar la célebre frase de Oscar Wilde para justificar su idea: «El progreso es la realización de las utopías».
Memoria del arquitecto: El hábitat vertical generado dentro de la tierra o de la roca entra en simbiosis con el elemento natural, siendo beneficioso para numerosas especies animales. Este modelo aprovecha la amplia exposición como salida hacia el exterior, a la vez que la usa para protegerse y defenderse. Dependiendo de la zona geográfica y del clima, viven excavando refugios en la tierra enteras colonias de termitas, suricatos, hormigas, que crean largos túneles verticales. Algunas aves como los pájaros carpinteros, o las ardillas y otros animales xilófagos consideran ideal crear asentamientos en la madera y aprovechan en ella las cavidades naturales, o construyen pasajes como por ejemplo dentro a la madera del árbol. El elemento natural se convierte en un sistema estructurado y de protección.
También el hombre ha construido en pasado modelos de asentamiento en la roca. A través de la historia nos han llegado sólo algunos que se han conservado a través de los siglos, como la ciudad rupícola de Petra en Jordania, el valle de Bamiyan en Afganistán (con los famosos Budas que los talibanes destruyeron en 2001 y que han sido prácticamente reconstruidos), la meseta de Uchisar en Turquía, cuya fortaleza en la cima se mimetiza con el paisaje de roca y los pasadizos subterráneos aprovechan las cavidades naturales de la toba, o el poblado de acantilado de Guyaju, en China, a poca distancia de Pekín.
Los seres humanos no nos limitamos a colonizar un territorio, sino que lo adaptamos a nuestras exigencias, desde las funcionales a las simplemente estéticas, analizando modelos de percepción y en base a las distancias de contacto. El arte es el instrumento de exploración que traduce con mayor sensibilidad nuestras necesidades y nuestras preguntas, la relación con el paisaje y nuestra idea de casa en la naturaleza, el diálogo eterno entre lo existente y los nuevos diseños. Al definir el equilibrio entre la historia y el futuro, entendido como nuevos modelos de ciudades verticales, los diseñadores de Cliff dwellings observan el trabajo de los artistas, sobre todo de aquellos que han trabajado excavando la materia maciza y que han buscado la respuesta a las necesidades del hombre dentro de su corazón. Entre ellos, Eduardo Chillida con sus imponentes esculturas inspiradas en la tradición vasca, o Jorge Yazpik que trabaja la piedra con hendiduras pequeñas que recuerdan ventanas o grandes como si de imponentes portales se tratara.
El resultado de esta investigación, que es una fascinante indagación histórica y sociológica, es la utopía de un modelo de asentamiento en la roca en vertical, como alternativa al modelo del rascacielos tan abundante durante el siglo pasado. Dicen los proyectistas: “We have been developing thru the years unsustainable models that year after year are taking more territory to satisfy the necessity of grow. The typical skyscraper offered the chance to have a compact surface in ground in order to have more free horizontal space, but at the end, if we built a lot of them (as the current time) we will end in a sort of situation very linked with the previous one mentioned”. La idea de Cliff dwellings en cambio es reducir el impacto medioambiental extrayendo la energía directamente del suelo dentro al que se construye, aprovechando las condiciones climáticas para producir energía renovable. Las superficies horizontales, que quedan libres de tener que construir ciudad tras ciudad, podrían convertirse en pulmones verdes para el bien común.
Como ya hemos dicho, se trata de utopías cuyo objetivo no es demostrar la realización inmediata de un modelo residencial en la roca, sino abrir de par en par las puertas de los proyectos que exploran nuevos territorios para reducir el consumo del suelo.
Proyecto: Román Jesús Cordero Tovar e Izbeth Katia Mendoza Fragoso (Plug Architecture)
Cliente: investigación personal
Lugar: posiblemente en todas partes
Fuente: NoticiasArq México