Cerca del Cerro Otto, en Bariloche, el arquitecto Germán Spahr se encuentra construyendo la casa bioclimática JJ Ecohouse, la cual recibió el Premio de Arquitectura y Hábitat Sustentable 2016, otorgado por la Universidad Nacional de La Plata y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires.
Inspirada en las “Earthships” de Michael Reynolds, líder mundial en energías renovables y arquitectura sustentable, la casa JJ Ecohouse genera su propia energía, reutiliza el agua de lluvia y tiene huertas para cultivar y cosechar alimentos todo el año.
La casa bioclimática, de 132 m2, está ubicada al sur del Cerro Otto y a menos de 10 km del centro de Bariloche. El arquitecto definió un volumen de dos plantas, con la fachada más larga mirando hacia el Norte, a la que le dio una inclinación de 67º, aproximadamente perpendicular a la del sol en invierno. Los muros interiores y exteriores se hicieron en bloques de hormigón sismorresistente, mientras que la fachada norte se complementa con un sistema liviano con estructura metálica que se continúa con el techo. En cuanto al color de la casa, se utilizaron gamas oscuras para captar lo más posible el calor invernal.
De todas maneras, el punto fuerte de la climatización se concretó con el uso de materiales reciclados: un muro térmico de más de 1 metro de espesor aislado con llantas de caucho rellenas con tierra, que retiene el calor durante el día y lo devuelve durante la noche.
Los dormitorios se ubicaron en la planta baja, junto a la huerta, mientras que el comedor se situó en la planta alta para disfrutar de mejor luz natural y las imágenes del lago Gutiérrez y el Cerro Catedral. Las dos entradas de la casa se resolvieron con halls fríos para evitar pérdidas de calor por desplazamiento de aire.
El agua de lluvia, por su parte, se recolecta a través de una canaleta del techo inclinado y se almacena en 5 tanques cisterna enterrados, mientras que una serie de filtros de ósmosis inversa se encargan de la potabilización del agua. En el entretecho se ubican dos tanques elevados que guardan el agua potable y las aguas grises (que se utilizan para las descargas de los inodoros). En el exterior, dos tanques sépticos y un lecho nitrificante realizan el tratamiento de los desechos orgánicos.
Con respecto a la generación de electricidad, se combinan dos sistemas. Un pequeño mangrullo funciona como mirador y soporte para una turbina eólica que aprovecha los fuertes vientos; mientras que seis paneles fotovoltaicos se ubican en lo alto de la fachada norte.
Para que los propietarios cultiven y cosechen sus propios alimentos, la casa tiene huertas puertas adentro, en las que se puede sembrar papas, zanahorias, lechugas, tomates, maíz, zapallo, hierbas aromáticas y frutas finas (las frutillas, frambuesas y arándanos típicos de Bariloche).
Las huertas están separadas de los dormitorios por una carpintería formada por paneles corredizos que de día se mantienen abiertos favoreciendo el paso del sol y la absorción del calor a través del muro térmico; y de noche se cierran para evitar que el calor se disperse hacia el exterior.
Fuente: Clarín