Pese a la pérdida de competitividad cambiaria que se observó en el último año, porque los costos, en particular los vinculados con los salarios, crecieron a tasas que triplicaron la tasa de devaluación nominal del peso, los estudios profesionales pudieron concretar crecientes negocios con el exterior. El balance cambiario del Banco Central dio cuenta que entre enero y diciembre del último año el rubro «servicios empresariales, profesionales y técnicos» aumentó 22,1%, ingresando al país u$s4.976 millones, y superando así a las exportaciones de metales básicos y de piedras y metales preciosos.

 

El balance cambiario del Banco Central dio cuenta que entre enero y diciembre del último año el rubro "servicios empresariales, profesionales y técnicos" aumentó 22,1%, ingresando al país u$s4.976 millones. Superó a las exportaciones de metales básicos y de piedras y metales preciosos.

El informe de la autoridad monetaria también dio cuenta de que la salida de moneda extranjera por el pago de esos servicios contratados en el resto del mundo se elevó a u$s2.612 millones, con un incremento de 24,8 por ciento.

De este modo, el balance del año arrojó un superávit de u$s2.364 millones, acusando un salto de u$s382 millones en comparación con el saldo del año anterior.

Pese a la pérdida de competitividad cambiaria que se observó en el último año, porque los costos, en particular los vinculados con los salarios, dado que se trata de un rubro mano de obra intensiva, crecieron a tasas que triplicaron la tasa de devaluación nominal del peso, los estudios profesionales pudieron concretar crecientes negocios con el exterior.

El informe del Banco Central no dio cuenta de la apertura de ese segmento. Pero se estima que las ramas que más han crecido en la firma de contratos con clientes del resto del mundo habrían sido los vinculados con los servicios informáticos, como los de programación y desarrollo de producto, y también con campañas de marketing y publicidad. También se habrían destacado los estudios de arquitectura y de diseño, entre otros.

Este fenómeno surgió a partir de 2002, cuando se asistió a una megadevaluación de la moneda nacional, y desde entonces pasó de tres dígitos bajos de millones de dólares generados por la exportación de su actividad a cuatro altos en la actualidad.

De este modo, la exportación de servicios empresariales, profesionales y técnicos multiplicó por 12 en menos de una década su capacidad para generar divisas y fue clave para elevar en más de 40 veces el resultado del balance de moneda extranjera, ya que las importaciones del rubro aumentaron poco más de 7 veces.

El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, afirmó al diario español "El País" que estamos tratando de modificar nuestra reglamentación para facilitar este proceso de que vengan científicos desde España. No había una experiencia reciente sobre esto".

En una entrevista publicada por el medio español El País, Barañao sostuvo que “no las hemos cuantificado, pero tenemos solicitudes de becarios españoles que quieren doctorarse y también investigadores de España que desean radicarse aquí. Así como en otras épocas los argentinos iban a trabajar a España, ahora podemos recibir a científicos españoles. Tenemos un centro binacional de genómica vegetal en Rosario que está en proceso de construcción, que ya tiene previsto la incorporación de españoles. La idea es ampliar esto a otras disciplinas”.

“Hemos comprado equipos muy caros y ahora, gente que trabajaba en Alemania puede continuar aquí con sus investigaciones. Ahora la ciencia es mucho más costosa que antes. Hoy vemos la foto típica del doctor Leloir que fue nuestro primer Nobel de Química, donde aparece con un guardapolvo gris en una silla de madera atada con unos alambres y con cuatro tubos de ensayo…"

Continuó reflexionando que "podía ser una imagen romántica, pero no es para nada real. Y en realidad esa es la imagen que la gente tiene del científico aquí. Lo cual atenta contra las vocaciones en ciencias. Lo que estamos tratando de demostrar es que eso no es así, que se puede vivir bastante bien con esta profesión. Hoy por hoy no sería posible hacer ciencia en esas condiciones, lo que pasa es que en la época de la dictadura militar, aquella foto era muy útil para que los científicos no pidieran nada. Si el doctor Leloir con esa silla y esos cuatro tubos ganó el premio Nobel, ¿Por qué el resto no podía intentar lo mismo? Hablaban de vocación y esfuerzo, nada de recursos”, cuenta el ministro.

El ministro comenta que normalmente los equipos de alumnos argentinos siempre están entre los 20 primeros en los concursos internacionales de programación.

“Hay un caso que explica por qué suelen ganar los argentinos en este tipo de competiciones. Hace varios años había un concurso en el que participaban tres programadores por país, una sola computadora y un problema a resolver con un límite de tiempo. Y un grupo de chicos argentinos desarrolló un programa que permitía dividir el teclado en dos y que dos pudieran programar al mismo tiempo, con lo cual trabajaban al doble de velocidad y les ganaron a los otros. No era ilegal, pero era algo que no se le hubiese ocurrido a nadie”.

 

Fuente: Prensa Presidencia