Aunque de forma parcial, la emblemática obra de Amancio Williams en Mar del Plata podrá visitarse a partir del 11 de enero, simultáneamente al desarrollo de las tareas de restauración que se llevan a cabo. Por primera vez en muchos años, la casa parece encaminarse a un proceso de puesta en valor, extremadamente lento, pero que avanza y parece encaminado a su fin.

 

Ubicada en Funes y Primera Junta, en un predio de dos hectáreas de frondosa arboleda, fue diseñada por Williams para su padre en 1942 y construida entre 1943 y 1945. Despues de sufrir recurrentes hechos de vandalismo y encontrándose en un estado de abandono extremo, en el 2012 fue adquirida por la Municipalidad de General Pueyrredon, con fondos aportados por el Gobierno Nacional y recursos propios del Gobierno Municipal. La casa fue declarada de interés Patrimonial y cultural Municipal en 1993 y Monumento histórico nacional en 1997.

 

La concepción del arquitecto

Esta casa fue encarada primordialmente como “una forma en el espacio” que no anulara la naturaleza. La forma es al mismo tiempo, en su totalidad, estructura. Y esta estructura se muestra al desnudo, en su calidad auténtica: el hormigón que la constituye está a la vista, martelinado y tratado químicamente. Forma, estructura y calidad son pues aquí una sola cosa.

La casa esta construida en un terreno que forma parte de un parque de gran belleza. El terreno, cruzado por un arroyo que lo divide en dos, tiene acceso por un solo lado. El arroyo corre por una hondonada preciosa. La casa ha hecho la reunión de las dos partes del terreno y está sobre un accidente principal, donde la naturaleza llega a su mayor lirismo. Allí, por contraposición, está colocada la obra humana.

Su estructura, planteada en tres dimensiones, es netamente espacial. En la historia de la arquitectura configura el primer intento de una estructura verdaderamente tridimensional que trabaja como un conjunto armónico integral y no como un grupo de piezas yuxtapuestas. La lámina curva trabaja simultáneamente, por medio de los tabiques verticales, con la losa plana de la planta principal y con las barandas-vigas que la rodean. Estas barandas descargan los voladizos y llevan las cargas, a través de pórticos y tabiques a las fundaciones, contribuyendo a desviar hacia la tierra el empuje de la lámina curva.

El hormigón armado fue estudiado especialmente en laboratorios con los ensayos necesarios. Fue vibrado. En su faz externa se lo martelinó y trató químicamente para dejar a la vista su construcción. El interior de la casa esta cási integramente construido en placa de madera; toda esta construcción fue realizada y montada como un conjunto en un taller de carpintería, luego fue desmontada y llevada a la obra donde se la armó definitivamente. Amancio Williams realizó esta obra no sólo como arquitecto sino como constructor y capataz. La obra insumió centenares de planos, 430 días de inspección y 120 viajes de ida y vuelta Buenos Aires – Mar del Plata, de 900Km cada uno. Es así como pudo obtenerse una extraordinaria precisión: el error de la estructura es menor de ½ cm y el de las piezas delicadas, menor de 2mm.

* Memoria descriptiva de Amancio Williams.

Amancio Williams
Nació en 1913 en Buenos Aires. En 1930 ingresó en la Facultad de Ingeniería de la UBA, carrera que abandonó tres años después para dedicarse a la aviación, lo cual le aportaría gran experiencia para el futuro desarrollo de su nueva profesión, la de arquitecto, yq que ingresó de nuevo en la universidad en 1938.

En 1947, viajó a Europa para conocer a Le Corbusier, excelente arquitecto, con el que colaborará para la construcción de la Casa Curutchet. Dentro de su producción destacan la propuesta para el aeropuerto de Buenos Aires (1945); el proyecto del Edificio suspendido de oficinas (1946); la Cruz en el Río de la Plata (1978-1980), el pabellón de exposiciones en Palermo y la Ciudad que necesitaba la humanidad (1974-1989).

Fue autor de prolongados estudios e investigaciones, así como de innovadores proyectos e impecables realizaciones, que manifiestan siempre su moderna preocupación a favor de una vida humana más digna, junto a una visión territorial del paisaje americano, abarcando la plástica, el diseño, la arquitectura, el urbanismo y el planeamiento.

En su obra pueden encontrarse desde objetos, muebles, interiores, monumentos, hasta edificios y ciudades; entre ellos sus proyectos y realizaciones más conocidas como las de viviendas en el espacio, la sala para el espectáculo plástico y el sonido en el espacio, la casa sobre el arroyo en Mar del Plata, los tres hospitales para Corrientes. Muchos de estos trabajos han sido expuestos en diversas universidades, habiendo obtenido importantes distinciones, y publicados en gran número de libros y revistas especializadas de diversos países, siendo allí elogiados por personalidades como Le Corbusier, Max Bill, Georges Candilis, entre otros.

Además, desarrolló una intensa actividad docente en su taller. Cuando falleció, en 1989, era reconocido a nivel internacional como una de las principales figuras de la arquitectura moderna, gracias entre otras cosas a haber sido Académico de la Academia Nacional de Bellas Artes y Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Buenos Aires.

 

Fuentes: Tecnne, Fundación Konex.