Inspirado en la iglesia Santa María de los Ángeles de Florencia, fue construido en 1875 para ser residencia de la familia de Agustín Rafael Comastri. Hoy forma parte de una escuela técnica y se proyecta su restauración.
En el barrio de Chacarita -que en ese tiempo era la zona rural llamada Chacarita de los Colegiales (chacarita o chacrita porque era una zona de huertas y de los «colegiales» porque allí iban a ejercitarse y jugar los alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires)- el mirador Comastri era un casco de estancia, sobre una superficie de un cuarto de manzana y en medio de un jardín de palmeras. La erosión de la gran casona de tres pisos contrasta con los vívidos recuerdos que evoca el lugar.
El edificio fue construido en 1875 a pedido de Agustín Comastri, un italiano que llegó de la región de la Toscana diez años antes.
Con el detalle único de una cúpula de metal y vidrio, desde donde en aquellos tiempos se podía contemplar la pampa, la residencia familiar se convirtió en un centro político y social que recibió a destacadas personalidades de la época.
Luego de la muerte de Agustín Comastri, los herederos vendieron la propiedad al Estado, que lo convirtió, años más tarde, en sede del actual colegio industrial Enrique Hermitte. Con la reforma educativa de los años noventa, la propiedad pasó a depender del Ministerio de Educación porteño.
En la manzana -delimitada por Loyola, Bonpland, Aguirre y Fitz Roy- se construyeron un edificio de poca altura, que alberga las aulas y las oficinas de la institución, un patio, un gimnasio y una cancha para practicar deportes.
El edificio original está muy dañado, sostenido por maderas y cubierto en algunas partes por un toldo verde que poco impide el paso del agua. En el interior reinan la oscuridad, el polvo y los agujeros. Aún se encuentran bajo el edificio, aunque en parte obstruidos por derrumbes, antiguos túneles (uno de estos estrechos y bajos túneles se dice que desembocaba en el zanjón del cercano arroyo Maldonado que hoy está entubado). Según los relatos tales túneles fueron usados para evadir persecuciones políticas.
A fines de 2004 y luego de una frustrada iniciativa cuatro años antes, la Dirección de Infraestructura Escolar elaboró un nuevo proyecto. La licitación pública se abrió en mayo de 2006 y quedó desierta por falta de ofertas convenientes, según informaron a LA NACION en el Ministerio de Educación porteño.
Ese mismo año, y ante los numerosos y lentos trámites que rodeaban el futuro del edificio, nació Cuidemos al Mirador (CAM), una organización que agrupa a los vecinos de Villa Crespo y Chacarita y a los descendientes de la familia italiana.
En julio de 2006, CAM denunció el proyecto de la Dirección de Infraestructura por la falta de participación de especialistas. Exigió, además, la participación activa del Ministerio de Cultura para garantizar la calidad del proyecto.
Un año más tarde, el mirador Comastri continuaba abandonado y en avanzado deterioro. «Ahora está todo trabado. Alertamos para que no se poden los árboles y por un posible derrumbe, pero pasaron las dos cosas», observaba Raúl Comastri, tataranieto del creador del mirador, en referencia a la caída de parte del ala derecha del edificio. «Ya no puedo pasar por la angustia que me genera». [1]
Actualmente este sitio se encuentra en restauración. El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está licitando la segunda etapa de los trabajos de remodelación y puesta en valor.
Fuentes:
www.arcondebuenosaires.com.ar