Hoy en día 6700 millones de personas habitan el planeta. En Latinoamérica el 80% habita en ciudades y en Argentina el 90%.
La construcción es una actividad de desarrollo económico y de motor de empleos. Crece vertiginosamente tanto como la población pero esto supone alteraciones en la vida urbana.
La vegetación, el agua y la tierra pueden ser aprovechadas como materiales de construcción y diseño que, con soporte tecnológico, se convierten en mecanismos artificiales de la ciudad.
Entre los beneficios ambientales a escala edilicia permite habilitar espacios con jardines en cubiertas de edificios y viviendas, balcones y terrazas, losas sobre estacionamientos y subsuelos, convirtiendo espacios degradados o desaprovechados al aire libre
Entre los aportes, favorece los espacios verdes dentro del tejido urbano, la impermeabilización de las superficies, la aislación térmica y acústica en los edificios, el ahorro energético. Especialmente a escala urbana logra disminuir el efecto de la isla de calor, reduce el riesgo de inundaciones por retención de caudales de lluvia, atenúa los índices de polución del aire, provee oxígeno a la ciudad y conserva la biodiversidad.
Por diferentes motivos, la arquitectura viva exige a las nueva generaciones de constructores la incorporación de nuevas soluciones que permitan reconstruir el tejido urbano para mejorar la calidad de vida. El mayor desafío de entonces será armonizar la obra arquitectónica con el entorno.
Más información: