La fundición de arte industrial en hierro y bronce  comienza cerca de  1830 en Francia, Inglaterra, Bélgica e  Italia.  Las empresas más importantes de fundición son  Val D’Osne, Durenne; Ducel; Thiebaut Freres; Susse Freres,Tusey, Captain Geny (Francesas), Lagane, (Italiana),  Allen & Co. (Inglesa), entre otras. Trabajaron más de 200 escultores, entre ellos:  Carrier-Belleuse, Bartholdi, Pierre Rouillard, Louis Sauvageau, Mathurin Moreau,  Maurice Bouval. Isidore Jules Bonheur.

Toda esta producción, que se fabricaba por pedidos sobre catálogos, se expandió por toda Europa. Es decir que una  obra realizada por un escultor figuraba en el catálogo y podían pedirse copias que se instalaban en distintas ciudades del mundo. A su vez podían armarse de distintas maneras, eligiendo  distintas partes.

Latinoamérica,  durante el siglo XIX, comienza a equipar sus ciudades con estatuas, rejas, portales, copones, fuentes, columnas, bases y farolas. Importando de Europa mobiliario urbano para los espacios públicos, parques, plazas y avenidas. También han sido utilizados en parques y espacios privados de residencias y estancias. Los encontramos en Río de Janeiro, Lima, Piriápolis, Montevideo, San Pablo, Santiago. Argentina posee en Buenos Aires, La Plata, Tandil, Salta, Paraná, Córdoba y Rosario, un espectro de este equipamiento urbano.

Algunas  plazas de Rosario conservan hoy fuentes de agua de hace un siglo, entre ellas cinco fuentes de fundición de hierro en la zona del distrito centro, en las plazas: Mayor Buratovich, Plaza Sarmiento, Plaza López, Parque Urquiza y por último en el Parque Independencia frente al Museo de la Ciudad.

Hay una fuente re instalada en la esquina de Bv. Oroño y el predio de la ex Rural, que está formada con cabezas de caballos. Es una nueva re  implantación de la fuente cuyo autor es Dante Taparelli, Director de Imagen de Rosario. Probablemente haya estado en el interior del predio de La Rural por la temática, ya que Val D´Osne tiene en su catálogo una gran variedad de piezas y accesorios de la temática equina.

El motivo de las fuentes: en 1884 el agua que tomaban los rosarinos era del río Paraná repartida en carros con tanques, llamados “aguateros”, también se recolectaba el agua de lluvia en aljibes, y por último se extraía de las napas subterráneas por medio de pozos de agua. Los había públicos, en las plazas, y privados en los domicilios particulares. Para esa época la población estaba en unos cincuenta mil habitantes, y ya se pensaba en una licitación para realizar una planta de captación, potabilización y distribución de agua extraída del Paraná, obra muy necesaria para evitar enfermedades por contaminación debido al aumento de población, comercio y tránsito de barcos. La intendencia, para aliviar esta situación hasta que se hiciera la obra de agua potable, encargó al farmacéutico Inglés Don Andrés Mac Innes la compra de cuatro fuentes de agua, que funcionarían a partir de la extracción de agua de napas subterráneas, para proveer de agua a la población e instalarlas en las plazas: 25 de Mayo, dos fuentes, una por Buenos Aires y otra por calle Laprida, la tercera en la Plaza López y la cuarta en la Plaza San Martín. Esta agua era más limpia que la que repartía el aguatero. Llamativamente, el Sr. Andrés Mac Innes, luego fue el adjudicatario de la obra de la planta potabilizadora, pero cedió sus derechos y obligaciones a la empresa inglesa que toma el nombre de “Rosario Water Works” en 1887.

Hoy esas fuentes están aún en funcionamiento, pero reconvertidas y funcionando con agua de red, han sido trasladadas, las de la Plaza 25 de Mayo, una a la plaza Buratovich, y la otra al Parque Urquiza, El rastro se pierde con la de la Plaza San Martín, que puede ser la que está frente al Museo de la Ciudad y la de la Plaza López que sigue estando allí. La quinta fuente es la de la, Plaza Sarmiento que según se sabe fue donada años más tarde por la comunidad Belga.

Con respecto al origen de la Fundición de las fuentes también hay datos curiosos. La del parque Urquiza es de la Fundición Francesa Val D’Osne, con identificación, hay otra igual en Buenos Aires, Quilmes, en una residencia que ahora es de uso público. La de la Plaza Buratovich, “de los somormujos”, para los españoles, y de “los tritones” para italianos y chilenos, también es fundición Val D’Osne, aunque tiene un cartel de la fundición inglesa Allen & Co. (la que hace los buzones de hierro). Figura en el catalogo de Val D Ósne, y tiene “hermanas” en Prátola Peligna, Italia, Ciudad de Tomé, Chile y Valencia, España, todas identificadas Val D’Osne. Las otras tres, Plaza Lopez, Plaza Sarmiento y Museo de la ciudad no tienen identificación.

 

Fuente:

www.arquitecturadecalle.com.ar