Hasta hace poco la demanda de las lámparas LED se limitaba a empresas privadas y estatales. Hoy el consumo ha crecido mayormente en los hogares. La principal ventaja de estas luces es la eficiencia: consumen en promedio un 90% menos que las lámparas incandescentes, un 80% menos que las halógenas y hasta la mitad que las fluorescentes compactas. Si bien son más caras y lleva un tiempo recuperar la inversión, se venden cada vez más, y permiten un ahorro importante en la factura de luz.

 

Aparecieron hace más de medio siglo en las pantallas de calculadoras y relojes digitales. Poco después mutaron en esas lucecitas coloridas que titilan en carteles, computadoras y todo tipo de aparatos. Hoy ya iluminan televisores, monumentos, hoteles, negocios y oficinas. Y ahora, eficientes e imparables, empiezan a invadir los hogares de una clase media ávida de soluciones para enfrentar la quita de subsidios al consumo de electricidad. Con la promesa de un ahorro de hasta el 80% en la factura de luz, las principales empresas del sector prevén terminar el año habiendo quintuplicado sus ventas de lámparas LED. Y si hasta hace poco la demanda se limitaba a gobiernos y empresas, hoy las compras de LED para el hogar ya son una realidad, mayormente en los barrios que ya sufren los aumentos.


Y es que la principal ventaja de estas luces es la eficiencia: consumen en promedio un 90% menos que las lámparas incandescentes, un 80% menos que las halógenas y hasta la mitad que las fluorescentes compactas, más conocidas como bajo consumo. Además, su vida útil puede superar los 15 años, liberan menos calor y permiten atractivos juegos de colores.


El problema, para muchos, es que son más caras. Y si bien en poco tiempo el ahorro energético permite recuperar la inversión, no todos disponen de los 100 o 150 pesos que hoy cuestan.


Aún así, se venden cada vez más. En Philips las lamparitas LED representaban menos del 1% de las ventas de iluminación en 2010, y esperan que este año esa proporción aumente al 5%. Por su parte, Osram informó que sus ventas de LED pasaron del 0,1% en 2009 a más del 2% el año pasado. En la firma también estiman que este año las ventas treparán al 5% y que seguirán creciendo hasta copar al menos la mitad del mercado a partir de 2017. Eso, ya con una adopción masiva en los hogares.


Y ese uso residencial, coinciden, ya comenzó en la Argentina.

 

“Los hogares están empezando a emplear esta tecnología por su impacto de ahorro en la cuenta de luz”, confirma Pablo Brener, gerente de Producto del área de Iluminación de Philips. Dan Kleiner, de Argenimpo –empresa importadora de LEDS– ofrece un ejemplo: “En casa instalamos LED y ahora la cuenta de luz nos llega un 70% más barata”.

Es una tendencia que, creen los empresarios, tenderá a consolidarse en el corto plazo, en la medida en que la demanda se masifique, crezca la producción nacional, los precios bajen y los productos lleguen a todos los supermercados. “Aún se trata de un consumo de nicho, pero estimamos que pronto la demanda hogareña va a aumentar”, señala Alejandro Molero, presidente de la empresa de iluminación Mentrau.


Un caso destacado es el de la empresa LedScène, que lanzó hace seis meses una línea de lámparas led pensadas para el consumo masivo. “Al principio pensamos en venderlas a un público muy selecto, pero la noticia de los subsidios nos cambió los planes. La gente salió a averiguar por alternativas de iluminación eficientes y nuestras ventas se duplicaron”, cuenta Fernando Scapin, director comercial de la firma. Y explica que, en su primera etapa, la firma está centrando sus esfuerzos de venta en casas, departamentos y consorcios de los barrios que ya se quedaron sin subsidios. “Creemos que este será el año de despegue de la tecnología LED en la región, y en nuestro país sin dudas”, afirma.

A la hora de reemplazar las lámparas convencionales LEDS aparecen dos cuestiones clave: cuánto se puede ahorrar en la boleta de luz y en cuánto tiempo esa diferencia permitirá recuperar la inversión. “Cerca del 50% de una factura de electricidad viene por iluminación. Y las LED permiten reducir ese gasto al menos a la mitad: una dicroica de 50 watts se puede cambiar por una LED de 5, con la misma cantidad de luz y una vida útil diez veces superior”, ejemplifica Fernando Scapin, de LedScène.


En Osram calculan que, sin subsidios, un departamento de tres ambientes iluminado con lámparas incandescentes podría ahorrarse hasta 600 pesos anuales en consumo de energía si cambiara todas las lamparitas por LED. Y a eso hay que sumar el costo de los numerosos cambios de lamparita que habría que hacer durante los 15 años de vida útil que tienen las LED.


Fuente:

www.cadieel.org.ar