Construyen una aldea ecológica y autosustentable en Uspallata, en la provincia de Mendoza. La Eco Villa incluye un loteo con 30 espacios en los que sólo se puede edificar con lineamientos de bioarquitectura. El lugar, un terreno de 24 hectáreas, tendrá un sector turístico y otro agrícolo-ganadero. Los ejes son el respeto por el medio ambiente y el cooperativismo.

Las primeras casas, de madera, quincha y piedra, ya se levantan en un terreno de 24 hectáreas. El lugar tendrá un sector turístico y otro agrícolo-ganadero. Los ejes son el respeto por el medio ambiente y el cooperativismo.

La Eco Villa incluye un loteo con 30 espacios en los que sólo se puede edificar con lineamientos de bioarquitectura. (Diego Parés)

Sandra Conte – sconte@losandes.com.ar

Sentado sobre un banquito hecho con un tronco, bajo la sombra de los árboles, Massimo Moro señala que las casas también pueden ser algo vivo.

Él mismo está armando una estructura de madera, que luego recubrirá con quincha y piedras del lugar, para construir su vivienda en uno de los terrenos de la Eco Villa Tunduqueral, en Uspallata. El emprendimiento incluye un loteo con 30 espacios en los que sólo se puede edificar con lineamientos de la bioarquitectura, además de un sector agrícola y ganadero y otras propuestas para que la aldea sea autosustentable.

El ideólogo de la ecovilla es Renato Bertini, un italiano que se vino a vivir a Mendoza en 2007 y en una visita a Uspallata se enamoró del lugar, al punto que ese primer día señó un lote. En la localidad, asegura, encontró el sitio ideal para desarrollar un proyecto que trajo desde Europa y otros sitios a los que viajó.

Con su socio Antimo Zazzaroni, quien vive en Italia y es presidente del Instituto de Medicina Natural en Urbino, compró las 24 hectáreas de la finca Tunduqueral, donde comenzó a dar forma a su sueño.

En el camino, o más bien en un congreso de vivienda rural, conoció al arquitecto Leandro Vélez y así unieron los conocimientos en madera y construcción natural de Renato, con las investigaciones en bioarquitectura del joven profesional. Las ideas pasaron al papel con los diseños de las primeras viviendas y del salón de usos múltiples, cuya estructura de vigas de madera sobre fundación de hormigón ya se levanta en el terreno.

Respetar el entorno

Desde un punto cercano al centro de la finca, uno puede girar 360 grados y ver siempre la montaña que envuelve el valle, y los árboles en todas direcciones. Renato entiende que ese paisaje no puede bloquearse con una edificación y por eso el proyecto de vivienda de quienes compren un lote debe integrarse sin alterar la vista.

Además de cuidar la altura y no recurrir a alambrados divisorios, sólo pueden optar por construcciones naturales, que utilicen tierra cruda -también madera y piedra- pero no hormigón ni ladrillo visto. Sin embargo, tanto Bertini como Vélez subrayan que la estructura debe ser sismorresistente, es decir con una fundación de cemento, sobre la que se asientan las vigas y columnas de madera completamente conectadas (ver aparte).

Este sector, donde se encuentran los 30 lotes de unos dos mil m2 cada uno, ocupa apenas 8,5 hectáreas. La propuesta incluye también un área pública de 5,5 hectáreas, donde se levantarán el salón de usos múltiples, doce cabañas, un apart hotel y un centro de terapias naturales. Este último tendrá pileta climatizada y al aire libre, salas de hidroterapia y otras para distintos tratamientos alternativos. Massimo, quien también llegó de Italia y es un terapeuta holístico, indica que aquí se buscará armonizar a la persona y reconectarla con la naturaleza.

Un "cambio de vida"

La superficie restante de la finca se destinará a actividades agrícolas -por el momento sólo hay unos surcos con alfalfa- y ganaderas -los corrales albergan gallinas, vacas, cabras, ovejas, chanchos y caballos. El objetivo de esta área es que los pobladores de la ecovilla puedan cultivar sus propios alimentos y criar animales para el consumo, siempre de modo orgánico.

Pero también está abierta la posibilidad de que los futuros habitantes decidan vender el excedente de frutas, verduras y hortalizas, o que elaboren productos como queso u otras opciones naturales, que se comercialicen con el sello distintivo de originarios de Uspallata.

Renato Bertini señala que éstas son sólo algunas propuestas, pero que la aldea no tendrá un jefe o gurú ni será una comunidad estricta, por lo que cada habitante podrá reunirse con otros por afinidad para desarrollar un proyecto o conformar una cooperativa. Además, será posible ir a pasar allí una breve temporada para compartir la experiencia. Lo que sí sostiene es que no sólo se trata de "un cambio de habitación (por el tipo de vivienda), sino de vida", que incluye sobre todo respeto por el sitio que se habita.

Fuente:

www.losandes.com.ar