Los materiales de construcción, siendo la base de toda edificación, pueden ayudar en la dirección de la ecosostenibilidad en la construcción. Porque construir significa dejar huellas, trazos que impactan en las poblaciones, en el territorio y en la naturaleza. Es a través de los componentes que puede hacerse que las construcciones tengan un impacto reducido. Actualmente existen en el mercado las llamadas baldosas ecológicas creadas con productos reciclados de cerámica, conjugando estética y respeto al medio ambiente.
Construir significa dejar huellas, trazos que impactan en las poblaciones, en el territorio y en la naturaleza. Se estudia la evolución histórica de los edificios, de las ciudades y de los núcleos de población y cómo transmiten, a través de su vida, las costumbres o las jerarquías de cada hábitat humano. Es interesante añadir un nuevo elemento a estos análisis de la historia arquitectónica, el relativo al impacto ecológico que toda edificación ha tenido en la narración del territorio. Un aspecto nuevo de la disciplina, capaz de afrontar tanto los grandes temas de la historia como la evolución de la disciplina.
Sin adentrarnos en todos los cambios que el hombre ha tenido que afrontar para hacer sostenibles los núcleos de población, tratando de minimizar su efecto en el territorio, es interesante trasladar el tema a los materiales de construcción que, siendo la base de toda edificación, pueden ayudar en la dirección de la ecosostenibilidad en la construcción.
En efecto, es a través de los componentes que puede hacerse que las construcciones tengan un impacto reducido. Si se usan materiales que, a su vez, son parte de un sistema eco, entonces todo el conjunto será sostenible, tanto para el hombre como para el territorio.
Demos un paso atrás en la historia para ver dos ejemplos concretos, antes de volver a los materiales de construcción. La regulación que se halla en la base de las instalaciones de agua, realizadas inicialmente en las primeras metrópolis para, posteriormente, difundirse a todas las aglomeraciones urbanas, no solo ha hecho que las ciudades fueran más salubres, sino que también ha dado origen a construcciones realizadas con materiales con bajo impacto territorial.
Las experiencias de los pueblos construidos con materiales locales, que hoy han vuelto a ser relevantes para las conciencias de los proyectistas, han anulado sus siglos de historia gracias a los materiales con las que han sido erigidos. En ambos casos la idea constructiva ha tenido su razón de ser y de ser transmitida en el tiempo gracias a los materiales de construcción.
Piénsese en el ladrillo con el que fueron construidas las bóvedas de las instalaciones de agua o a las maderas utilizadas para los pueblos en altura. En ambos casos, se han empleado materias primas que se pueden encontrar en los alrededores, renovables y con un bajo riesgo de que se agoten.
Son muchas las manifacturas de ladrillos que surgieron alrededor de los nuevos centros de población y son muchos los bosques que han sido salvaguardados y repoblados por los propios constructores-carpinteros. Obviamente, hoy el mundo es más complejo y utilizar materiales km cero resulta bastante difícil, pero la tecnología en este caso ha acudido a nuestra ayuda, dotándonos de materiales de construcción y revestimiento con bajo impacto medioambiental.
Actualmente existen en el mercado las llamadas baldosas ecológicas creadas con productos reciclados de cerámica, conjugando estética y respeto al medio ambiente. Estos productos llegan a porcentajes próximos al 100% de material reciclado utilizado para su producción, devolviendo al planeta los recursos empleados por el hombre.
Un enfoque sobre la huella ecológica extendido a todo el ciclo de vida de este producto adecuado para pavimentos y revestimientos interiores, es que, como todos los módulos cerámicos, tiene origen en la extracción de materiales de cantera que, aunque no estén en riesgo de agotarse, van disminuyendo cada vez que son utilizados y que, una vez extraídos, deben ser transportados, causando contaminación atmosférica.
Utilizando productos que ya han vivido una transformación y reintroduciéndolos en el ciclo de producción también se realizan menos extracciones y menos transportes.
La cerámica recupera, así, valor y utilidad, disminuyendo netamente el impacto de la producción en el territorio, así como el impacto de las nuevas edificaciones en las áreas urbanizadas, ya que las baldosas colocadas como revestimiento o como pared ventilada introducen una conciencia ecosostenible en la arquitectura contemporánea, convirtiéndose en una nueva estética.
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