Hammarby Sjöstad es el mejor ejemplo de vida ecológica en el centro de Estocolmo. Bajo su superficie suntuosa, esa zona residencial de Estocolmo, a orillas de un lago, oculta una serie de soluciones sostenibles innovadoras. Así, el “modelo Hammarby” se ha convertido en una herramienta para un desarrollo urbano respetuoso del medio ambiente en distintas partes del mundo.
En Hammarby Sjöstad, un apartamento de reciente construcción, con un dormitorio, cuesta a partir de 6.600 coronas suecas (SEK), es decir unos 1.100 dólares (USD) ó 700 euros (EUR) al mes.
Hammarby Sjöstad fue anteriormente una zona industrial venida a menos, con graves problemas de contaminación. A principios de la década de 1990, en relación con un intento de conseguir los Juegos Olímpicos para la capital sueca, todos los partidos políticos representados en el concejo municipal de Estocolmo acordaron convertir la zona en un modelo medioambiental urbano. Cuando esté terminado, en el 2018, alojará a más de 20.000 residentes en alrededor de 11.000 apartamentos.
Erik Freudenthal, comunicador del centro de información medioambiental GlashusEtt, en Hammarby Sjöstad, explica el punto de partida del proyecto. “La meta consistía en reducir a la mitad el impacto medioambiental total en comparación con el de otras casas construidas en la década de 1990, hacer la zona el doble de buena”, dice.
Reducción del consumo de agua a la mitad
Uno de los objetivos consiste en hacer que los residentes ayuden a producir el 50 por ciento de la energía que necesitan convirtiendo las aguas residuales recicladas y las basuras domésticas en calefacción, refrigeración y electricidad. Ya ahora, toda la electricidad es de producción ecológica y, en la zona, se están probando también nuevos tipos de células energéticas, células y paneles solares.’
En cuanto al uso del agua, el objetivo es reducir a la mitad el consumo en comparación con el promedio de 180 litros diarios en Suecia. Una de las formas de conseguirlo es la utilización de filtros instalados en todos los grifos, que mezclan aire en el agua para reducir los volúmenes utilizados.
Por lo que se refiere al tratamiento de residuos, todas las basuras son separadas y gran parte de ellas, recicladas o usadas para producir energía. Envac, empresa de alta tecnología especializada en la gestión de residuos, desarrolló ya hace tiempo un sistema de tuberías subterráneas, que utiliza la succión al vacío para el transporte de basuras. Además, se ha construido una planta local de tratamiento de aguas residuales, que utiliza nueva tecnología de depuración.
Una vida ecológica no tiene por qué costar más, según dice Joakim von Porat (derecha), residente de la zona: “Si se considera el tamaño de estos apartamentos, es más barato vivir aquí que en el centro de la ciudad”, afirma.
Los residentes de Hammarby Sjöstad tienen distintas opiniones sobre el papel que desempeña en su vida cotidiana la sostenibilidad. Christine von Porat considera que el compromiso medioambiental ha decaído últimamente. “Al principio, mucha gente vendió su automóvil y se incorporó a algún grupo para compartir auto, etc.”, dice. “Ahora, eso ha desaparecido un poco.”
Otro residente local, Richard Broberg, dice que no nota gran cosa del carácter ecológico, aparte de la clasificación de basuras. Urban Nyström, por otro lado, cree que “viviendo aquí, uno se vuelve realmente respetuoso del medio ambiente”.
Zona atractiva
Según Lars Fränne, director de proyectos de la Ciudad de Estocolmo para Hammarby Sjöstad, en los dos últimos años, se han mudado a la zona muchísimas personas.
Su colega, Freudenthal, señala que, entre los recién llegados, destaca especialmente un grupo: “En la zona hay muchas familias con niños”, dice. “Un diez por ciento de los residentes son niños de cero a cinco años de edad, y, en el distrito, hay diez centros preescolares y dos escuelas de enseñanza primaria.”
Urban Nyström ve muchas ventajas de vivir en Hammarby Sjöstad. “Es una zona espaciosa y verde; se mantiene el tráfico al margen; es favorable a los niños; y tiene buenas comunicaciones con el centro”, dice. “Y está bien cuidada. También tenemos columpios y un cajón de arena justo abajo de nuestro apartamento.”
Erik Freudenthal está en el tejado de su centro de trabajo, GlashusEtt, donde ha estado hablando a visitantes sobre el lado sostenible de Hammarby Sjöstad desde el 2002.
Enfoque holístico
Freudenthal cree que lo excepcional de Hammarby Sjöstad está en el proceso de planificación integrado. “Todas las unidades involucradas en el proyecto decidieron enfocarse en el medio ambiente incluso antes de trazar la primera línea. Es un concepto holístico.”
Fränne añade: “Otra característica única es la organización concertada del proyecto, y el hecho de que la ciudad se haya involucrado en él en una medida tan grande.”
El aspecto ecoinnovador ha despertado rápidamente un interés mundial: en el 2007, GlashusEtt recibió más de 12.500 visitantes. “Hammarby Sjöstad se ha convertido en una especie de marca internacional”, prosigue diciendo Freudenthal. “Así, por ejemplo, hemos recibido la visita de 10—15 de los principales directores gerentes de la industria británica de la construcción, así como 30 alcaldes de Tailandia.”
El “modelo Hammarby” ha sido también exportado: por ejemplo, a Rusia y al Reino Unido, así como a China, donde la ciudad de Hohhot se ha inspirado en Hammarby Sjöstad.
Mantenerla limpia. La empresa sueca de tecnología medioambiental Envac es la inventora de las unidades de clasificación de residuos existentes en Hammarby Sjöstad.
¿Se logran los objetivos?
A más de diez años del inicio del proyecto, cabe preguntarse en qué medida se han logrado los objetivos. En un nuevo informe que cubre algunas partes importantes de Hammarby Sjöstad, se llega a la conclusión de que aquellas son un 30—40 por ciento más respetuosas del medio ambiente que zonas de viviendas normales. Por lo tanto, se ha logrado un progreso, aunque aún queda camino por andar.
Según Freudenthal, un 75 por ciento de la sostenibilidad en Hammarby Sjöstad está integrada en los edificios y en la infraestructura; el 25 por ciento restante tienen que aportarlo los mismos residentes. Fränne muestra cierto escepticismo sobre el éxito en ese sentido: “En general, a la gente le gusta esta idea como proyecto de sostenibilidad, pero no está tan interesada en bajar un poco la calefacción en su apartamento. Es probable que la mayoría de la gente considere que esta es, sobre todo, una zona de viviendas normal.”
Puede que haya disparidad de opiniones sobre si, en Hammarby Sjöstad, la cuestión está en llevar una vida ecológica o, sencillamente, en vivir. Sin embargo, una cosa es cierta: los residentes de Hammarby Sjöstad parecen estar más que satisfechos de quedarse.
Más información:
www.hammarbysjostad.se
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