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Los materiales deben ser lo más naturales y ecológicos posibles; que “respiren”, para garantizar un clima interior sano, donde se autorregule la humedad, la temperatura, la condensación y la renovación del aire. No deben ser tóxicos, con el menor impacto en su proceso de elaboración, lo ideal es que fuesen autóctonos, o con el mínimo costo de transporte.

Materiales idóneos:
Tierra cruda, cerámicos (ladrillos, azulejos, baldosas, tejas), yeso, piedras, aislamientos naturales (corcho, lino, cáñamo, fibras vegetales, celulosa), morteros de cal, madera con garantías de procedencia, paja, cañas, aceites, pinturas y barnices naturales.
Materiales tolerables:
Vidrio, hierro, acero, cobre, plásticos ecológicos (pp, PE, PB)
Materiales a evitar:
PVC, aluminio, colas industriales, derivados de la madera que contengan resinas sintéticas y formaldehidos (aglomerados), pinturas plásticas y sintéticas, poliuretanos, yesos a base de escorias industriales, cementos portland, aislamientos sintéticos (poliestireno), hormigones convencionales, maderas duras de dudosa procedencia.

MATERALES Y PRODUCTOS TÓXICOS

Estos se generaran con el uso de las nuevas sustancias químicas y plásticas que desprenden vapores y partículas nocivas para la salud del ser humano; generando a largo plazo alergias, dolores de cabezas crónicos, dificultades respiratorias, depresión, estados gripales continuos y deficiencias inmunológicas, además de alterar el equilibrio de la naturaleza. Por ejemplo, las enfermedades relacionadas con el asbesto pueden permanecer ocultas hasta 10 o 20 años después de haber expuesto a una persona a tal sustancia.
Actualmente en nuestro hogar usamos una infinitud de productos y materiales que contienen sustancias químicas y sintéticas. Estas se extraen o se sintetizan, en su mayoría, de derivados del petróleo. Muchas son volátiles y despiden vapores a temperatura ambiente o a una temperatura más baja.
Algunos de estos materiales son:
Aglomerado de madera: Emanaciones de formaldehido de las resinas ureicas y fenólicas. Evitar principalmente los productos a base de formaldehido ureico. Es preferible el contrachapado.
Aislación de espuma plástica (poliuretano o PVC): Emanaciones de componentes orgánicos volátiles. Humo muy tóxico al inflamarse. Evitar su uso. Buscar sustitutos como la viruta de madera o el corcho aglomerado.
Aislación de fibra de vidrio: El polvo o fibra de lana de vidrio puede provocar irritación a los ojos, nariz, garganta y piel, en caso de usar este material usar protección especial como guantes, barbijos, antiparras y ropa que cubra todo el cuerpo.
Alfombras sintéticas: Acumulan polvo, hongos y producen emanaciones de componentes volátiles. Los adhesivos aplicados también emiten gases nocivos. Se cargan fácilmente de estática. Es preferible evitarlas, en especial en lugares donde pudieran humedecerse.
Cañerías de cobre para agua (que requieran soldadura de plomo): La soldadura de plomo (ya prohibida en muchos países) desprende partículas de este metal. Solicitar soldadura sin plomo y contraflujo de vapor o agua sobrecalentada por el sistema antes de habilitar la instalación.
Cañerías de plástico (PVC) para agua: Los solventes de los plásticos y adhesivos e hidrocarburos clorados se disuelven en el agua. No utilizar cañerías de PVC para el agua potable.
Ladrillos refractarios: Contienen distintos porcentajes de aluminio tóxico. Elegir los colores más claros, que contienen menos aluminio.
Pinturas sintéticas de interior: Emanan componentes orgánicos volátiles y gases de mercurio. Exigir pinturas al agua y libres de mercurio. Ventilar bien el edificio antes de ocuparlo. Existen pinturas de baja toxicidad.
Pisos vinílicos o plastificados: Producen emanaciones tóxicas del material y de los adhesivos. Se puede sustituir por linóleo o corcho. El hidrolaqueado es menos tóxico que el plastificado. La cerámica es completamente no-tóxica.
Sistemas de acondicionamiento de aire: Los filtros mal mantenidos desarrollan hongos, las parrillas de condensación albergan gérmenes aeropatógenos, el sistema distribuye contaminantes. Los sistemas de refrigeración y calefacción solar pasiva son más sanos.

Fuente: Habitar natural