El arquitecto portugués Paulo Merlini es el autor de esta espectacular pastelería en Gondomar, Oporto (Portugal). Un espacio que estimula los sentidos de quien lo visita y que hace aún más deliciosas todas sus propuestas. En esta pastelería no sólo se come por la boca, sino también por los ojos.
Tan sorprendente propuesta tiene su máximo punto de interés en su espectacular techo rayado con formas onludas que emulan un pastel relleno. “Estudiamos -afirma Paulo Merlini- la forma en la que el cliente se aproxima al espacio y nos dimos cuenta que el elemento visualmente más relevante desde el exterior era el techo y por eso centramos toda nuestra atención en este elemento”.
Pero esta curiosa estructura no sólo tiene una función estética, sino que también cumple dos requisitos funcionales claves: reducir los brillos de la luz del techo, creando una atmósfera más agradable y acogedora, y mejorar la acústica del interior de la pastelería. Los paneles de madera descienden desde el techo en dos de las paredes, en ellos Paulo Merlini ha representado el nuevo logotipo que ha diseñado para el cliente, pero que sólo es visible desde determinados ángulos. Una estrategia del arquitecto para reforzar de una forma inconsciente la imagen de la empresa en la mente de los clientes.
La pastelería se estructura en torno a tres áreas separadas con diferentes disposiciones de asientos. El objetivo de esta decisión es que cada cliente elija la zona que más se adecue a su estado de ánimo. “Nos gusta pensar- asegura el arquitecto portugués- que nuestras intervenciones implican una manipulación positiva del cerebro humano. Por lo tanto, nos centramos en dar aportaciones positivas a los cinco sentidos (cuando es posible) para que podamos alterar los niveles homeostáticos y, como consecuencia, hacer que la gente se sienta más feliz”.
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