La tecnología del hormigón ha avanzado muchísimo en los últimos 30 años en el desarrollo de hormigones especiales, siendo los aditivos componentes indispensables en la elaboración de un producto final de alta calidad. ¿Cómo emplearlos de manera adecuada? ¿Qué cuidados se deben tener? ¿Cómo pueden potenciar o perjudicar las características del hormigón?
La tecnología del hormigón ha avanzado muchísimo en los últimos 30 años en el desarrollo de hormigones especiales, siendo los aditivos componentes indispensables en la elaboración de un producto final de alta calidad. ¿Cómo emplearlos de manera adecuada? ¿Qué cuidados se deben tener? ¿Cómo pueden potenciar o perjudicar las características del hormigón?
Los aditivos en la actualidad son considerados, junto con el cemento, el agua y los agregados, como componentes indispensables en el hormigón elaborado de calidad. Han sido uno de los principales factores con los cuales ha avanzado la tecnología del hormigón en los últimos 30 años y partícipe fundamental en el desarrollo de hormigones especiales, como los hormigones autocompactantes y los de alta resistencia.
Pese a ello, en la actualidad algunos profesionales e idóneos relacionados con las construcciones tienen cierto escepticismo a su utilización y, en otros casos, no se conoce cómo emplearlos de manera adecuada. Así, muchas veces se “culpa” a los aditivos como responsables de algunos inconvenientes en las obras.
Hay que tener presente que los aditivos no solucionan defectos de un hormigón de mala calidad sino potencian diferentes propiedades del hormigón elaborado de calidad, facilitando y ampliando sus aplicaciones. Sin embargo, deben tenerse ciertos “cuidados” para evitar que una mala manipulación de aditivos en obra pueda perjudicar al hormigón.
Condiciones a cumplir para el empleo de aditivos en obra
Deben estar adecuadamente acopiados e identificados y ser manipulados por personal competente
No todos los aditivos pueden ser incorporados cuando el mixer llega a la obra
Se debe conocer la dosis adecuada para alcanzar el fin deseado
Debe medirse con precisión la cantidad de aditivo que se incorpore al hormigón según la dosis establecida
Debe conocerse siempre el volumen de hormigón que trae el mixer o estimar el volumen remanente, así como también las características del hormigón que transporta
La distribución del aditivo dentro de la masa de hormigón debe ser uniforme, lo que se logra mediante un mezclado eficiente
En obras de magnitud y hormigones especiales debe estudiarse la compatibilidad entre los diferentes aditivos y el cemento y adiciones empleados en el hormigón.
Acopio, identificación y manipulación
Entre otras precauciones para tener en obra, preliminarmente se debe tener en cuenta:
En el envase de los aditivos debe figurar la marca, tipo de aditivo, fecha de fabricación y fecha de vencimiento, no debiendo emplearse recipientes de aditivos que carezcan de esta información
Los aditivos deben ser manipulados por personal que esté capacitado para estas tareas y se recomienda que una persona por obra sea la responsable del empleo de aditivos
Deben evitarse los derrames de aditivos, por lo cual es recomendable acopiarlos dentro de pequeñas piletas de mampostería que permitan un lavado periódico
Deben ser conservados en sus envases originales herméticamente cerrados
El acopio se debe realizar al reparo del sol y de las bajas temperaturas, separando e identificando cada marca, tipo y fecha de recepción, debiendo ser acopiados siempre en un lugar previamente determinado
En caso de no emplear el aditivo del tacho o contenedor por tiempos prolongados el mismo debe agitarse mediante algún medio de manera vigorosa, siempre que aún no haya vencido.
Poseer la hoja técnica de especificaciones del fabricante y que la misma esté disponible en la obra
Disponer en la obra la hoja de seguridad de los aditivos diferente de la anterior por si aparece algún inconveniente relacionado con la salud o el ambiente
Aditivos a incorporar en obra
Según el Reglamento CIRSOC 201 los únicos aditivos que pueden incorporarse en obra son los superfluidificantes. Estos aditivos son empleados principalmente para incrementar la fluidez del hormigón en obra y facilitar su colocación, evitando así la nefasta incorporación de agua. Pueden ser redosificados cuando existe pérdida de asentamiento, bien sea por tiempos de transporte o espera en obra prolongados o cuando se pierde el efecto del superfluidificante y cae el asentamiento con el tiempo (30 a 45 minutos).
Sin embargo, muchas veces por desconocimiento del constructor y/o desconfianza al proveedor, ya que “no se ve” si el hormigón tiene o no aditivos, se decide incorporarlos en obra. Aditivos como incorporadores de aire, retardadores de fragüe y plastificantes empleados como reductores de agua son algunos de los ejemplos de aditivos que no deben ser incorporados en obra, ya que siempre deben agregarse en conjunto con el agua de mezclado durante la elaboración del hormigón. De emplearlos en obra, su efecto seguramente no será el deseado y, en algunos casos, será incluso contraproducente.
Respecto a otros aditivos, como fluidificantes, acelerantes de endurecimiento, algunos hidrófugos y para el caso de fibras plásticas, se han obtenido buenos resultados al incorporarlos en obra, siempre que el hormigón presente una consistencia plástica a fluida. Para estos casos deben extremarse las precauciones, ya que, por ejemplo, la incorporación de aditivos fluidificantes en lugar de superfluidificantes en obra incrementa el riesgo de varios inconvenientes potenciales de manera apreciable.
Para más información:
http://www.hormigonelaborado.com