El estilo de vida oriental incluye bienestar, sencillez y confort. Incluir esta opción decorativa en la casa implica integrar la sabiduría de un arte que se ha perpetuado durante siglos.
En la entrada de la casa, el suelo tendrá que estar unos diez centímetros más bajo que el resto de la zona interior. El principio consiste en que no entre el polvo ni la suciedad de los zapatos, que se tendrán que dejar en la entrada.
Las ventanas de las habitaciones de la casa están confeccionadas con planchas de madera o cristales correderos. Una ventana situada en frente del jardín nos hará disfrutar de su belleza. El confort de la casa japonesa viene proporcionado por el tatami, un somier de juncos extendido sobre el suelo, cuyas dimensiones pueden variar en función de la habitación en la que se va a colocar.
También, se puede adoptar una puerta corredera de madera y de papel llamada «shoji» para tamizar la luz solar y calentar suavemente la habitación o el salón. Al mismo tiempo el futón garantiza un ambiente agradable.
Flores
La composición floral suele ser una marca de distinción de la decoración japonesa. Se pueden crear ikebanas fabricados a base de flores frescas o secas, en función del gusto de cada persona, o adornos a base de bonsais.
Un jarrón hueco o plano, decorado con algunas flores naturales es una buena idea para decorar un rincón del salón. El jarrón puede ser un recipiente con una esponja especial para flores donde se pueden colocar tallos de especies diferentes.
La decoración japonesa deja paso al papel de pared decorado con signos de caligrafía e ideogramas que mencionan palabras de sabiduría popular o recuerdos de familia.
En resumen, decorar una casa a la japonesa es hacer una apuesta por la sencillez y la armonía. Con pocos elementos decorativos se le puede dar al hogar un toque absolutamente oriental.