Cuatro arquitectos latinoamericanos con un lenguaje común, basado en la valoración del diseño estructural, las soluciones constructivas y su viabilidad económica, logran mediante el uso intensivo de un material y el estudio de sus capacidades tectónicas llevadas al extremo, poner en juicio cómo sus obras son sostenidas.
La nueva constelación de arquitectos latinoamericanos conformada por Rafael Iglesia (Argentina), Angelo Bucci (Brasil), Solano Benítez (Paraguay) y José María Sáez (Ecuador), contemporáneos y miembros de la agrupación “América [no] del sud”, junto a Alejandro Aravena (Santiago de Chile) y Ricardo Sargiotti (Córdoba, Argentina) tienen por finalidad sostener la producción de proyectos arquitectónicos ajenos al ámbito financiero, con el objetivo de reflexionar y poner en discusión el estado actual de la disciplina.
El trabajo de estos cuatro arquitectos se centra en la simpleza de los materiales de construcción. Conforman el elemento arquitectónico a través de la suma y encaje de sus partes, sustentándolo mediante el trabajo de fuerzas y resistencias que actúan en conjunto. Han logrado plasmar esta idea en una serie de obras que tienen un aporte original y diverso en la arquitectura latinoamericana de nuestros días.
>Cuando el problema es la solución – Rafael Iglesia – Rosario, Argentina.
Analítico, observador y crítico, Iglesia es reconocido entre sus pares por la originalidad de sus obras. Sus búsquedas y su postura reflexiva colaboran en la construcción de la imagen de “maestro” que muchos tienen de este arquitecto entrerriano formado académica y profesionalmente en Rosario.
Para él, la cuestión principal es sostener un peso. Invierte la relación de manera tal que el peso no sea un problema sino la solución, usándolo a su favor. Para ello, emplea materiales simples como el hormigón armado, el ladrillo y la madera y estudia en detalle sus capacidades portantes para resolver las estructuras.
Ficha Técnica
Obra: Casa en la Barranca
Material: hormigón armado.
Arquitectos: Rafael Iglesia, Gustavo Farías.
Año: 1999.
Ubicación: Arroyo Seco, Santa Fe, Argentina.
Superficie: 140 m2.
Créditos fotográficos: Gustavo Friguevotto.
Esta vivienda es una de las primeras obras donde Iglesia busca complejizar el camino de las descargas de las fuerzas. La misma, hace equilibrio sobre una barranca y su forma de mantenerse en pie determina todo el proyecto. Según expresa: “… la edificación no tiene más lenguaje que lo que la sustenta.”
Años después, esta búsqueda alcanza su plenitud con el edificio de viviendas Altamira (Rosario), manifestando la obra como un objeto autónomo que remite a las sencillas lógicas de sostén de los bloques de madera.
En el caso de la vivienda en Arroyo Seco, la estructura se caracteriza por su simplicidad. Desarrollada en su totalidad de hormigón armado, logra pasar desapercibida como una simple piedra en la barranca.
El arquitecto manipula como elemento estructural la conjugación de vigas comunes e invertidas para sustentar las losas, tanto de la cubierta como del piso, dándoles otra funcionalidad como parasol en la orientación desfavorable del oeste, o para obtener un determinado encuadre del paisaje. Las vigas desfasadas desde el interior hacen difícil la lectura de su estabilidad. En el exterior, en tanto, se aparean al horizonte.
El proyecto se desarrolla en cuatro niveles. En primer lugar, un espacio verde de ingreso en contacto con la calle que no permite ver lo que sucede unos metros más abajo. El segundo nivel, presenta un solárium conformado por la piscina y la cubierta de la vivienda. En una instancia inferior, se ubica la vivienda propiamente dicha con sus espacios integrados y un patio de reparo entre la pared de la piscina y ésta. Una cascada define uno de sus lados. Al agua no sólo se la puede ver, se escucha el ruido de su caída, se huele el rocío sobre el césped y se siente el cambio de temperatura. Por último, un muelle sobre el nivel del río.