Fritz Lang, exponente del expresionismo alemán, diseñó en 1927 una ciudad hacinada de enormes edificios con infinidad de autopistas aéreas. La gran metrópoli del siglo XXI que muestra el film Metrópolis no dista mucho de la realidad actual de muchas ciudades. Se utilizaron escenografías gigantescas, cientos de maquetas y novedosos efectos especiales. El paso de Fritz Lang por la escuela de arquitectura influyó en su gusto por la estética constructivista y la visión futurista, pero además plasmó una denuncia artística y las contradicciones de una sociedad. ¿Quién piensa y diseña hoy las ciudades del futuro?
La ciencia ficción es una denominación devenida de la literatura fantástica, con la que frecuentemente se califica a Metrópolis, la película de Fritz Lang. Sin embargo, este film está más cerca de ser una verdadera obra de anticipación que la imaginería de una fantasía utópica. Metrópolis es una denuncia artística, la declamación a las contradicciones de una civilización marcada por una sociedad de clases.
En 1925, el cine expresionista Alemán estaba en su apogeo. Sin embargo la opinión de Fritz Lang no era por demás alentadora, cuando lo consultaron sobre la calidad artística del cine Alemán, respondió: “tenemos arquitectos, todo lo demás es desesperadamente malo” (1). El paso de Fritz Lang por la escuela de arquitectura influyó en su gusto por la estética constructivista y la visión futurista plasmada en Metrópolis, junto al convulsionado clima social de la época.
En 1927, Fritz Lang graficó una metáfora sobre el año 2016 que parece no perder vigencia. El film muestra una ciudad hacinada de enormes edificios con infinidad de autopistas aéreas, donde una clase vive en lujosos rascacielos mientras otra se aloja en sótanos insalubres, desconociendo ambos la existencia de los otros. La gran metrópoli del siglo XXI que muestra el film no dista mucho de la realidad actual de muchas ciudades. La película narra la historia de una ciudad contada con una originalidad tan fascinante que hace ignorar el insulso mensaje final donde las clases, representadas por el cerebro (el capital) y el brazo (el trabajo) se reconcilian por el corazón.
El guión fue elaborado por Thea von Harbou, esposa de Lang, inspirada en las historias de Julio Verne y H.G.Wells. Sin embargo, Lang no escapa a la responsabilidad que le cabe: “soy el responsable por lo menos al 50%, porque fui yo el que dirigí la pelicula. Por aquel entonces no era tan consciente políticamente como lo soy hoy. No se puede rodar una película comprometida socialmente diciendo que el mediador entre la cabeza y las manos debe ser el corazón, quiero decir que se trata realmente de un cuento. Pero a mi me interesaban las máquinas” (2)
Se utilizaron escenografías gigantescas, cientos de maquetas, novedosos efectos especiales y 25.000 extras durante el año que duró la filmación. El dibujo de los decorados fueron realizados por Otto Hunte, Erich Kettelhut y Karl Vollbrecht y en los efectos especiales Eugen Schüfftan.
La cinta fue despedazada por distribuidores y censores, principalmente en los Estados Unidos, perdiéndose gran parte del metraje original. La película sufrió recortes de distribuidores y censores después de su estreno en Alemania y a través de los años se fueron perdiendo muchas secuencias. Afortunadamente en 2008 se encontraron en Buenos Aires 26 minutos en formato de 16 mm prácticamente inéditos que su agregaron a la restauración realizada en 2001.
La versión de 2001 de Metrópolis fue la primera película que se inscribió en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO. La última versión restaurada data del año 2010.
Fritz Lang, algo más que un director de cine
A pesar que Metrópolis desafía claramente al totalitarismo y de la ascendencia judía materna de Lang, Metrópolis se convirtió en un filme admirado por Hitler y Goebbels, y a pesar que “El testamento del Dr Mabuse”, otra película de Lang, fue la primera cinta prohibida por el régimen nazi, en 1933 Fritz Lang fue llamado por Goebbels para ofrecerle el manejo de la industria cinematográfica Alemana.
Sin embargo, Lang tenía una clara visión sobre el incipiente régimen. “fui llamado por Goebbels, no como yo me temí para dar cuenta de mis películas, sino, para mi asombro, para que el ministro de propaganda del Reich me contara que Hitler le había encargado que me ofreciera el puesto de director de la industria cinematográfica alemana: ‘El Fürer ha visto su película Metrópolis y ha dicho: ¡he aquí el hombre que creará para nosotros el cine nacional socialista!’. Esa misma tarde abandoné Alemania. La conversación duró hasta las dos y media de la tarde, así que los bancos ya habían cerrado y no podía sacar mi dinero. Pero tenía en casa lo suficiente para comprarme un billete a París, de modo que me planté en la Garé du Nord prácticamente sin un céntimo”. (3)
Después de rodar una película en Paris en 1934, Fritz Lang se trasladó a Hollywood, donde se destacó como uno de los más altos representantes del cine negro, sin retornar a Alemania hasta finales de la década del 50.
En 1962, Lang recibió un homenaje en vida en el film “Le Meprís” de Jean Luc Godard, donde el personaje principal en la ficción re escribe el guion de La Odisea, una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección de Fritz Lang, quien también participa representándose a si mismo en la película.
También aquí la arquitectura es parte importante del film: la película fue rodada casi en su totalidad en la casa Malaparte, en la isla de Capri, realizada en colaboración entre el arquitecto racionalista Italiano Adalberto Libera y el escritor Curzio Malaparte. Fritz Lang murió en Los Ángeles en 1976.
Metrópolis es una utopía deslumbrante de imaginación que confirma el comentario de Luis Buñuel, maravillado por las escenografías de la película: “el cine se convertirá en el interprete fiable de los más osados sueños de la arquitectura”.
*Por Marcelo Gardinetti
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