En Rajastán, a 80 kilómetros de Udaipur, se alza Gran Muralla india, construida hace un milenio para proteger el gigantesco fuerte de Kumbhalgarh, que a su vez aloja 360 templos jaimistas e hinduistas. Con sus 36 kilómetros longitud, la Gran Muralla india es el segundo muro continuo más largo del mundo tras la Gran Muralla china, que tiene 8.851 kilómetros de longitud.

El fuerte de Kumbhalgarh fue construido en 1443 y jamás fue conquistado. La edificación se levanta a 1.100 metros sobre el nivel del mar y está rodeada por 30 picos montañosos. Para penetrar la muralla –cuyo grosor oscila entre 5 y 15 metros- hay que franquear una de sus siete puertas o siete puentes levadizos, cada uno de ellos protegida por una inmensa torre de vigilancia.

Según la leyenda, en 1443, el Marajá de Kumbhalgarh, Rana Kumbha, diseñó personalmente el fuerte. El reino del Marajá se extendía por el sur de Rajastán e incluso por el vecino estado de Madhya Pradesh. En sus dominios se levantaban 84 fuertes, de los que Kumbha supuestamente participó en la construcción de 32 de ellos, aunque ninguno tan imponente como el de Kumbhalgarh. Rana Kumbha pertenecía al linaje de los Sisodia, que dominaron el reino de Mewar hasta la invasión de los mongoles en 1568. El fuerte de Kumbhalgarh tuvo que rendirse, pero fue por falta de agua potable, no por conquista militar, se justifican los descendientes indios actuales.

El fuerte sirvió de cobijo para miles de monjes jaimistas que, protegidos tras sus murallas, encontraron un lugar de meditación en medio de una tierra asolada por la guerra. El jainismo es una de las religiones más antiguas del mundo –sus orígenes se remontan al 3.000 antes de la Era Común- y con certeza una de las que más han promovido la no violencia.