En la Avenida Galicia 102, Piñeyro, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, funcionó entre los años 1923 y 2006 la Librería, Bazar y Ferretería «Spezzacatena». Tras la restauración abrió sus puertas el Restaurante Familiar La Concepción.
La Vieja Librería Spezzacatena cierra sus puertas y vende la propiedad a fines del año 2006 debido a que su única dueña tenía ya 93 años. Soltera y sin familiares capaces de seguir adelante con el negocio, que atendieran sus padres y hermano desde 1923 ininterrumpidamente a todo el barrio de Avellaneda en general y Piñeyro en particular, cerró.
Después de adquirir el inmueble, sus compradores lo mantienen cerrado con la idea de evaluar distintos tipos de negocios posibles para la esquina donde la mayoría de los proyectos implicaban la demolición total del edificio, ya que poco era lo rescatable como para tener en cuenta en una nueva inversión. Hasta que en agosto de 2010 se evalúa un proyecto de recuperación del sitio para transformarlo en restaurante. A partir de allí, todo comenzó a surgir de manera fácil hacia la concreción del sueño: volver a abrir las puertas al público de un lugar que es referente de todas las generaciones de escolares de la zona, esta vez para juntarse a compartir un almuerzo o cena y contarle a sus hijos y nietos que sus abuelos compraban los lápices y cuadernos del colegio en ese mismo lugar.
La obra comenzó por demolición de los espacios que ya no se sustentaban, desarmando techados que habían sido construidos sobre los patios para generar depósitos de mercaderías de todo tipo. Se aprovechó ese lugar para construir todo lo nuevo, es decir el área de servicios que contiene la cocina, el espacio de parrilla con un horno a leña, la instalación de una cámara frigorífica para la conservación de carnes y otra para las verduras, una despensa, baño del personal, los baños públicos y un lavadero. A la vez, en el área a recuperar hubo que desmontar los pisos de pinotea por su estado de deterioro general, cielorrasos, revoques, pisos calcáreos y paredes que presentaban patologías de derrumbe.
El proyecto se pensó en función de lo rescatable del edificio, que no cambiara el espíritu de su concepción original y que a la vez revalorizara las tipologías de la época, tomando como patrón lo que fue el salón de ventas y anexando al local la vivienda de la familia como salones contiguos. A tal fin consiguieron los materiales en distintas casas de demoliciones para poder reemplazar los elementos deteriorados. Se hicieron de nuevo los pisos de los salones modificando su estructura en el salón principal a fin de generar un sótano de 35 metros cuadrados y 1,80 metros de altura de paso para acopiar mercadería sin bajar su nivel de piso de sótano original.
En el centro de la propiedad, se revalorizó un patio con galería a la que abren sus puertas todos los salones y en el centro del mismo se construyó un aljibe exactamente sobre una vieja cisterna de 4 metros de diámetro y 3 metros de profundidad descubierta durante los trabajos de excavación para bases (probablemente anterior a la existencia de la casa misma).
Y como para darle un toque artístico que realce el estilo de esta obra contratamos a un maestro pintor que realizó los trabajos de fileteado a pincel en las ocho vidrieras, con motivos de época.
El lugar cuenta con una capacidad para 100 cubiertos dividida en tres salones y otros 50 cubiertos en la galería y el patio para la temporada de primavera y verano. Tiene Wi-Fi, Vigilancia diurna y nocturna, aire acondicionado, y la especialidad del lugar es pastas y parrilla de martes a domingos al mediodía.
* Por Arq. Gustavo Mario Fugazza