Un futuro prometedor en el campo de las construcciones agrícolas y pecuarias puede tener, por sus bondades y bajo costo material, el uso de la llamada bioarquitectura, sustentada en el empleo de la ecológica técnica del superadobe.
Desarrollada en el Instituto de Arquitectura de California, Estados Unidos, en la cátedra de Arquitectura del Arte de la Tierra, Cal-Earth, por el especialista Nader Khalili, a partir de 1991, es técnica en pleno auge por sus bondades, incluida su sencillez.
El arquitecto Rolando Jesús Betancourt Tamayo, de la UEB Holguín de la Empresa Nacional de Proyectos e Ingeniería del Ministerio de la Agricultura en la provincia, explicó que parte de la superposición de sacos rellenos de tierra que después son revestidos, tal y como si se trataran de los comunes bloques de hormigón.
Pero esta técnica constructiva, además de superponer las hiladas de sacos rellenos con la tierra existente en cualquier lugar, requiere ser amarradas entre hiladas con alambre de espino para conseguir la consistencia estructural deseada, evidentemente muy sencilla y económica, de la que cualquiera puede ser partícipe.
Apuntó que el alambre de espino se emplea porque añade consistencia a las estructuras tradicionales de tierra, otorgándoles solidez frente a fenómenos naturales como los terremotos y huracanes, por ejemplo, lo que se combina con formas aerodinámicas para aumentar la resistencia, mientras el empleo de la tierra dentro de sacos mejora el comportamiento frente a inundaciones y facilita la construcción.
A propósito de esta cualidad señaló que los diseños de Cal-Earth se inspiran en principios eternos de la arquitectura, y por tal razón están presentes elementos como el arco, la bóveda de cañón, la cúpula y el ábside, en composiciones geométricas y de estructuras simétricas que trabajan fundamentalmente a compresión.
Para climatizar las viviendas construidas con superadobe, añadió, se emplean técnicas de energía pasiva y ventilación natural, pues son térmicamente muy eficientes, con bajos consumos y estructuras altamente resistentes.
También ponderó los cortos plazos de ejecución y la reducción de los costos, mucho más bajos que los de la construcción tradicional y con posibilidad de ampliar la obra en fases posteriores.
Los diferentes tipos de bioconstrucciones, añadió pueden ser hechas de materiales tales como bolsas rellenas de tierra, bejucos, arcillas, piedras o adobes, en tanto los materiales son seleccionados de acuerdo con las condiciones climáticas de cada región para hacer que sus paredes conserven el calor durante el invierno, o mantengan la estancia fresca durante el verano, además de aprovechar la iluminación y la ventilación naturales.
Las bioconstrucciones son propuestas antiguas de construcción, pero se consideran actualmente proyectos viables y rentables para diversos propósitos, entre ellos, muros de retención, puentes, retén de aguas, vallados y otras, particularmente atractivas para el sector agrícola y pecuario.
Fuente: Ahora Cuba