Cuando pensamos en instalar un horno de barro en un patio, en el jardín trasero de una residencia, al costado de una casa de fin de semana, adelante de un rancho o de una humilde vivienda, enseguida analizamos quién puede y sabe magistralmente construirlo… Algunos aspectos importantes para considerar antes de ubicarlo, tipos de hornos, revoque, barro, chimenea, tapa, boca del horno, etc.
La descripción de la construcción de un horno de barro se basa en la que se hace tradicionalmente y especialmente en Argentina y Uruguay.
Una forma más bien campestre de ubicar un horno de barro es la realización de una plataforma sobre la cual empezar la verdadera construcción del mismo. Para tal propósito se entierran en un lugar cerca de la casa, a la sombra de una arboleda, cuatro postes de madera poco sujetos al deterioro climático y a la altura de unos 70 centímetros del suelo y se unen los extremos con travesaños de buena madera. Arriba de este soporte se coloca, bien nivelada, una loza sostenida por un entablado de unos diez centímetros de espesor y de las dimensiones acorde al horno que se le vaya a construir arriba.
Nosotros optamos más por una construcción de mampostería, en este caso de ladrillos comunes, dejando algún medio faltante para que esta piecita, con una buena boca, se transforme en depósito de leña y otros utensilios.
La construcción de la bóveda implica la necesidad de un encofrado semiesférico de madera prolijamente hecho y es conveniente también recavar el formato del arco de la puerta o la forma que usted establezca. De esta manera podrá trabajar con seguridad sin que se derrumbe la construcción.
Si no quiere incursionar en estas habilidades de carpintero puede formar un cúmulo semiesférico con tierra o arena húmeda para que le sirva de guía y apoyo, cuando se vayan asentando los ladrillos horizontalmente en hileras circulares más estrechas o radial, es decir, cada ladrillo mirando el centro de la base. Con esta última opción, el interior de la bóveda quedará sin dientes y lisa. La ayuda de un piolín clavado con una punta en el centro de la base del horno, con un radio igual al de la calota esférica, le facilitará la forma del “molde” de tierra o arena, que lo guiará sin problema durante la atenta labor para concretar una de las más útiles invenciones de la antigüedad. (Los expertos no necesitan de ningún molde, solamente del piolín que lo guía en la colocación de los ladrillos a la misma distancia del centro de la base).
Resumen de los pasos a seguir:
- Una capa de ladrillos asentados con barro sobre el soporte de loza.
- Una capa circular de ladrillos que es comienzo de la base de la bóveda del horno.
- El interior se rellena con sal gruesa o vidrio molido o una mezcla de ambos. Este relleno es necesario para que la base del horno absorba las dilataciones o contracciones debidas a las altas temperaturas allí imperantes.
- Otra capa de ladrillos pegados con barro formando sea una segunda pared circular del horno, sea el mismo piso. La capa que representará el piso puede ser de ladrillos refractarios. Es preferible para poder hornear pizzas a la piedra, por ejemplo.
- Desde aquí se empieza la verdadera construcción de la bóveda. Los ladrillos deben cortarse en forma trapezoidal para que adhieran uno con el otro con la menor cantidad de barro posible. Tampoco deben mojarse.
El barro
Para obtener el barro con el cual pegar los elementos constructivos del horno, se mezcla un 70/% de tierra negra o arcillosa cernida con algo de pasto seco picado (paja brava) y el resto, bosta de equinos o vacunos con la cantidad de agua necesaria para que el resultado final sea un pegamento, ni chirle ni duro, más bien plástico. Hay que dejarlo fermentar por lo menos quince días, en un recipiente grande con una aislamiento en la base de una película gruesa de polietileno para que no se seque, y cubriéndolo con otro tanto.
La boca del horno
Puede construirse simultáneamente con la bóveda, con la ayuda de un recorte semicircular de un bidón de cien litros o, si tiene la posibilidad, comprar una tapa de hierro o en fundición con tapa a guillotina.
La chimenea
Es de praxis común ubicarla en la parte lateral trasera izquierda a una altura igual al 7/10 de radio de la bóveda. El diámetro se calcula en unos 10/15 centímetros. Un ladrillo calado con la forma de este hueco, envuelto en un pedazo de bolsa arpillera mojada, sirve de tapón una vez que el horno está listo para hornear. La aplicación de un tramo de caño galvanizado de 4 o 6 pulgadas insertado en tal salida y sellado con barro hará que el tiraje sea más eficiente y puede taparse la extremidad con una hermosa lata de durazno vacía…
El revoque
Después de unos días de secado de la bóveda, se procede al revoque externo, con el mismo barro, aplicando capas delgadas hasta un espesor de alrededor de dos pulgadas.
La tapa
Si no ha tenido la gran suerte de colocar esas hermosas puertas hechas para horno de barro, una chapa de hierro recortada según el diseño de la boca del horno, con una manija de hierro en forma de triángulo soldada con la base menor a nivel del piso, es la manera más practica para mantenerla vertical cuando se apoya contra la boca del horno.
Se recuerda que la mezcla para pegar los ladrillos y revocar, hecha con ceniza, tierra y bosta equina más bien seca, tiene una proporción de 1:1:1/2 con agregado de agua 1:10.
El cobertizo
Para una larga duración del horno, es preferible construir un pequeño cobertizo arriba. La lluvia y el sol fuerte no son muy amigables.
Consideraciones generales para un horno de barro.
Reiteradas consultas sobre elementos constructivos del horno de barro, me impulsan a complementar lo expuesto hasta ahora, con otras informaciones, por cierto de gran importancia, para aquellos que decididamente quieren realizan la construcción de su propio horno.
La primera y difícil evaluación que nos toca hacer es el emplazamiento del mismo horno: afuera o adentro de la casa, al abierto o bajo un cobertizo. Luego, a que altura desde el piso, en qué posición respeto a los vientos dominantes del lugar, las dimensiones interiores de la bóveda, de la boca, del plano de trabajo, la terminación y el aislamiento externo, la ubicación, la forma y las dimensiones de la chimenea.
En el caso de emplazar el horno afuera, al abierto, es aconsejable que los vientos molestos de la zona, en todo caso golpeen sobre el costado opuesto a la chimenea, nunca, claro, para que un masa de aire frío se emboque adentro cuando justo se va a controlar la cocción de un pan.
La altura de la loza sobre la cual construir ya la primera hilera de ladrillos del horno puede considerarse en 90 a 120 centímetros del suelo, evidentemente depende de la estatura del hornero. Para un hombre de 1.80/1,85 lo ideal es 120 centímetros.
En la estructura de la bóveda son de preferir ladrillos comunes hechos a mano, porque resisten mejor la alta temperatura, y si bien tardan más tiempo en acumular calor, también lo ceden lentamente y por más tiempo, que es precisamente lo que nos interesa: tener una fuente de calor con erogación lo más constante posible.
Los ladrillos industriales, excesivamente comprimidos, tienen el defecto de quebrarse bajo intenso calor por la implicación de una rápida dilatación térmica. Por ende, todo el horno empieza a agrietarse. La loza y la base han de preferirse de unos 15 a 20 centímetros más ancha en todo su perímetro y algo más delante de la boca, para tener un plano de apoyo muy útil durante el horneado. Sobra decir que la base debe ser perfectamente horizontal para poder hornear fuentes con líquidos.
Otra pregunta que nos hacemos es sobre la medida del diámetro y la correspondiente altura, o en general, sobre las medidas del horno.
Las dimensiones más recomendables son 100/110 centímetros de diámetro por 40 de altura. En todo caso esta altura no debe bajar los 30 centímetros. Para hornos con base interior más ancha, puede aplicarse una fórmula experimental, que es, lo de dividir el diámetro por el número 3,4-. Por ejemplo, una base de 150 cm. tendría una altura de bóveda de 45 cm. aproximada.
La boca también tiene su forma y medidas que dependen de fuentes, latas a introducir que contienen los elementos a hornear. Puede asignarse a un horno de 120 centímetros de diámetro una boca de al menos 50 centímetros, con un alto de 28. También la forma cambia según la preponderancia de los alimentos que se hornean. Por ejemplo, los hornos destinados a cocción de pizzas y panes, se prefieren con bocas de diseño rectangular o de trapecio isósceles y los destinados a carnes con una arcada superior, más bien achatada.
La chimenea es preferible posicionarla a un costado, entre la boca y la parte alta de la cúpula (si se insiste en la manera tradicional de emplazar la chimenea, si no es preferible en la parte de adelante detrás de la puerta del horno). Puede hacerse con los mismos ladrillos o de caño de material aislante y forrarlo luego con los mismos ladrillos o piedra. La sección puede ser cuadrada o circular, ésta de preferencia. En cuanto al área de la sección puede considerarse, para un horno con un diámetro entre 80 a 120 cm. de 1,7 dec2 es decir un diámetro de 15 cm. o un lado de 13 para sección cuadrada. De 120 para arriba un diámetro de 20 y un lado algo menor. El alto de la chimenea -que depende de muchos factores circundantes- hace a un menor o mayor tiraje, por lo tanto es de gran utilidad poner un registro a la chimenea. Así se podrá regular en el momento que conviene el justo tiraje y no desperdiciar calor valioso reservado a la cocción de los alimentos.
El aislamiento exterior puede hacerse con el mismo barro, con arcilla batida, tierra refractaria mezclada con cal y poco cemento, o los nuevos materiales aislantes como el vermiculite (El vermiculite es un silicato volcánico mineral. Es un buen aislante y aireador de suelo).
El periodo de asentamiento necesario para que el horno se consolide y seque bien, según algunos, es de unos quince días, encendiendo el fuego moderadamente media hora todo aquel periodo.