Antes de diseñar o intentar mejorar un jardín o terraza hay muchos aspectos y condiciones vitales que el paisajista debe conocer. Es fundamental conocer si es una terraza, un jardín de una vivienda unifamiliar, un jardín aislado, un ático, un patio, etc. Estas condiciones influyen en las soluciones del espacio.
Cuando un cliente se pone en contacto, se realiza una primera visita, para conocer al cliente, saber cuáles son las necesidades y sus gustos, al mismo tiempo que este explica cómo es el espacio donde se va a realizar ese jardín, mejorarlo o mantenerlo.
Es necesario conocer su exposición solar, qué orientación tiene, porque esto proporciona pistas sobre las especies vegetales que se utilizarán en la composición vegetal. Si la vivienda proyecta sombra sobre el jardín o el espacio también es necesario considerarlo para la selección de las plantas.
Hay que hacer un reconocimiento del jardín que lleva bastante tiempo, medir, conocer donde están las tomas de luz, de agua, si hay algún elemento preexistente ya sea vegetal o de mobiliario. Si el cliente quiere mantenerlos o conservarlos.
Si es en una ciudad, es necesario tener en cuenta la contaminación, no todas las especies lo soportan. Si está muy próximo a una zona marítima, es importante, debido a que el salitre afecta a algunas especies perjudicándolas. Así como si es una vivienda unifamiliar, con vecinos a los que no se quiere ver, o si se quiere mantener cierta privacidad o, por el contrario, si la vivienda está ubicada en un lugar interesante donde es mejor tener en cuenta las vistas a ese paisaje.
Inconvenientes en la fase de Diseño
Cuando tomo nota de todo lo que he comentado anteriormente, me siento con el cliente para que me explique sus gustos, qué tipo de especies vegetales le gustan, si tiene alguna preferencia por ciertos tipos de pavimentos, si tiene niños, animales y si ha considerado la opción del mantenimiento.
El problema viene cuando les comento que les haré un pequeño anteproyecto, y que por ello les voy a cobrar. Los clientes no lo aceptan.
Entonces trato de hacerles entender que el trabajo que les voy a hacer es un pequeño anteproyecto con planos para que comprendan la distribución de las zonas, una pequeña memoria donde explico cuál es la solución adoptada y un dossier con imágenes de las especies vegetales y una pequeña explicación de ellas. Y finalmente un presupuesto.
En realidad los clientes sólo quieren un presupuesto. Un presupuesto es un documento económico donde, para confeccionarlo, primero hay que pensar el espacio, diseñarlo y luego componerlo con los elementos comentados.
¿Cuánto tiempo supone hacer un presupuesto?
Pues normalmente me lleva bastante tiempo y suele depender del tamaño del espacio. Pero en muchos casos también depende de si el cliente tiene claro cuánto dinero se quiere gastar o del que dispone.
Esto es otra cuestión que el paisajista tiene que abordar con el cliente y que muchas veces el cliente no sabe.
Le pregunto al cliente: ¿Con cuánto dinero cuenta para el jardín? Normalmente suele ser: “no sé… bueno, no lo he pensado…”, etc.
Ojalá los clientes pudieran dar una respuesta con una cifra orientativa, ya que normalmente suelo trabajar con elementos de gran calidad, pero existen de diferentes calidades, así como las especies vegetales, se puede trabajar con especies de mayor o menor tamaño y eso lógicamente repercute en el precio. Así que en muchas ocasiones me he visto repitiendo, incluso “tripitiendo” el presupuesto, porque al cliente no le parece bien.
En resumen, qué necesito para hacer un presupuesto:
- Diseño del jardín en un plano.
- Llamar a los proveedores y jardineros.
- Visitar los viveros y los almacenes de materiales.
- Realizar las mediciones del plano.
El diseño del jardín supone un esfuerzo creativo importante. Normalmente cuando estoy haciendo un nuevo proyecto suelo hacer un plano de análisis para delimitar los condicionantes.
Una vez que tengo este plano básico, con anotaciones como puede ser, cerrar vistas, promover vistas, suprimir pavimentos, espacios de estancia con elementos de sombra, o espacio de sombra que requiere aportarle luz, espacios de transición entre la entrada y la vivienda, lugares de reposo, rincones escondidos, etc…
En definitiva, sacarle partido al espacio, convertirlo en un lugar para que el cliente lo pueda disfrutar, valorar lo preexistente, así como tener en cuenta las necesidades del cliente y componer un espacio de disfrute.
Cuando tengo sobre el plano tanto las debilidades como las oportunidades, juego con los elementos vegetales y empiezo a pensar en elementos de apoyo, como: pérgolas, muros, bancos, jardineras.
Posteriormente voy a visitar el «garden», viveros, proveedores en general, para hacerme a la idea y muchos de ello los visito en fin de semana, para aprovechar el tiempo.
En definitiva, se trata de un trabajo duro, en el que hay que ser constante y que afortunadamente, me encanta y disfruto con ello.
Después de identificar las especies vegetales que formarán parte del jardín y el resto de los elementos, confecciono los planos y posteriormente el presupuesto.
También es necesario tener en cuenta muchas cosas más, como los movimientos de tierras, el aporte de tierras fertilizadas, la obra civil, las infraestructuras, como el riego, la iluminación y el drenaje.
Fuente:
www.espaciosvivos.blogspot.com.ar