En sus últimas inauguraciones en las que la moda y el diseño de Milán se confirman más que nunca como manifestación excepcional de calidad, creatividad y profesionalidad italiana.
Empezamos en pleno centro metropolitano con el nuevo Museo del Novecento, un teatro de la memoria dedicado al siglo XX, proyectado por los arquitectos Italo Rota y Fabio Fornasari.
En la última planta la maraña luminosa de fluorescentes Neon, de Fontana, nos deja extasiados. Es emocionante la enorme rampa en espiral ascendente, cuya estructura como dice el diseñador y arquitecto Italo Rota, “inspira una materialidad introversa”. También en la última planta, con vistas a la plaza del Duomo, se encuentra el restaurante “Da Giacomo” firmado por Laura Sartori Rimini y Roberto Peregalli con el que rinden un homenaje al Art Decó y en el que se proponen platos tradicionales rigurosamente milaneses. A pocos pasos un nuevo concepto de grandes almacenes: Excelsior Milano, el nuevo espacio del Grupo Coin. Una rehabilitación llevada a cabo por el arquitecto Jean Nouvel de la estructura del antiguo cine Excelsior, cuyo interior se distribuye en cuatro plantas en las que se alternan espacios dedicados a la moda, al arte, al diseño y a la alimentación, entre los que figura un Design Bar con acceso a la Galleria del Corso. Excelsior Milano es un lugar en el que se pueden hacer compras de moda exclusivas, elegir algún plato selecto que llevarse a la oficina o comprar productos sibaritas en el supermercado de alto nivel que se encuentra dentro del espacio Eat’s.
Una combinación de gran clase y discreción en el nuevo Armani Hotel con ambientes espaciosos en los que destacan la sencillez y la elegancia, que en los interiores se reflejan en los colores y texturas inspiradas en la naturaleza. Hasta la sexta planta 95 habitaciones, en el séptimo y octavo, en un caparazón acristalado, un salón panorámico para contemplar Milán, donde empezar el día con un buen desayuno, para continuar concediéndose una pausa en la Spa “con vista”y un baño en la piscina rodeada de cristaleras en el techo y en las paredes, a un paso de las agujas del Duomo. Una curiosidad: los huéspedes pueden contar con un Lifestyle Manager que actuará como una especie de ángel de la guarda durante la permanencia en la ciudad. Otras dos propuestas seductoras, muy distintas entre sí, donde transcurrir nuestra estancia en la ciudad. Entre el Duomo y el Castello Sforzesco el Hotel Palazzo Segreti, propone un nuevo concepto de hotel recreando en un imponente palazzo burgués de Milán el placer de estar como en una segunda residencia. Materiales rústicos y luces difuminadas en su interior acentúan una elección sobria para los huéspedes, firmada por el estudio Brizzi e Refensthal.
Al contrario el Hotel Moschino Milano es una alternativa tanto por su ubicación, una antigua estación neoclásica inaugurada en 1840 para la línea Milán-Monza, como por el interiorismo, todo en estilo Moschino. El hilo conductor, el tema de los cuentos. Cada habitación nos transporta a una dimensión onírica con visiones surrealistas elaboradas gracias a la alianza entre los códigos de la moda y los del diseño. Como ejemplo la habitación Dormir con vestido de noche, la Habitación de los postres la Habitación pétalos.
De los cuentos de hadas a la goma negra en la tienda insignia de Pirelli proyectada por el arquitecto Renato Montagner. 1500 metros cuadrados en dos plantas que casi parecen un set cinematográfico. En ella se pueden encontrar todas las prendas y accesorios de la marca Pzero, desde botas de goma de colores a un impermeable tecnológico suave y ligero.
Entre los últimos objetos incorporados, para los apasionados de relojes, la Boutique Officine Panerai donde predomina el uso de materiales como la teca y el acero, en honor de la histórica conexión con la Marina Militar Italiana. Y a la hora de comer, aparte de los espacios ya sabidos hasta ahora, indico un par de restaurantes que resumen el estilo de vida milanés, aunque entre sí son de lo más diferente tanto por contenido como por precio. El diseñador Fabio Novembre firma la transformación del restaurante Moscara Charlie Brown que en un ambiente minimalista que recuerda la típica arquitectura de Lecce se pueden degustar los sabores de la tradicional cocina de la región de Apulia. El segundo es el Petit, pequeño es mejor, con su ambiente provenzal metropolitano. En el suelo baldosas en blanco y engro, mesas de madera decapadas y numerosos candelabros, velas y lamparillas. Menú internacional. En la entrada un cesto lleno de barras de pan y una cortadora para el Pata Negra que no deja de cortar. Milán está llena de color y matices.