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Hace un tiempo el mundialmente reconocido arquitecto Peter Lorenz hizo algo que no muchos se atreven a hacer, innovar en un ambiente clásico, introducir contemporaneidad en una ciudad con una arquitectura asentada lejos de sus ideales, un proyecto atrevido y provocador, por esto mismo no comprendido y discutido por muchos: Sottolfaro es un complejo de 6 apartamentos, construido en Trieste a los pies del Faro Della Vittoria, la imponente obra del arquitecto triestino Arduino Berlam que es también un monumento conmemorativo de los caídos de la Primera Guerra Mundial.

Alejándose claramente de la arquitectura del lugar, jugando con la asimetría y con la combinación de volúmenes, Sottolfaro ha sido juzgado con escepticismo y, para muchos ciudadanos, ha quedado como una arquitectura no entendida. El edificio se desarrolla sobre un solar que da al mar, precisamente sobre la colina de Gretta, y parece que este hipnotizado por ello, porque desde sus estancias no se puede dejar de observar la enorme extensión de agua.

La particularidad de este proyecto estriba, de hecho, en la forma totalmente diferente como han sido concebidas y realizadas sus dos caras. La que mira hacia el golfo es alegre, abierta, luminosa; la otra, la que mira hacia el norte, tiene pocas aberturas, para proteger los apartamentos del viento, que proviene casi siempre de esta dirección. Desde la calle principal, la que se desarrolla hacia el norte, el complejo parece desaparecer, ya que uno no se percata para nada de su presencia, si no fuera por la estructura de cristal que acoge al ascensor.

Las dos «almas», en cambio, conviven, componiendo un edificio de personalidad decidida y dotada de un fuerte individualismo con respecto al contexto. Sin hacer ninguna concesión a la decoración, sus fachadas de cristal, las orientadas hacia el sur, prefieren jugar con la asimetría y con una continua variación de las dimensiones, ya que el edificio se desarrolla en una serie de terrazas, más o menos largas, que miran hacia el mar.
Incluso en su sobriedad, en la nitidez y linealidad de su propio diseño, Sottolfaro es una voz de contemporaneidad en el paisaje construido triestino. La transparencia, junto a la linealidad, juega aqui un papel fundamental, connotando el complejo con una increíble ligereza. Fundamental, para conseguir este resultado, es el empleo del cristal y del metal, aunque el cemento desempeña igualmente un papel esencial y, en la tonalidad clara elegida por Lorenz, retoma los colores del lugar y de la arquitectura de piedra calcarea.

Lorenz, arquitecto austriaco de Innsbruck, ha dado así vida a uno de los pocos ejemplos de arquitectura contemporánea en Trieste, sin crear un edificio-icono, sino hablando el lenguaje de la elegancia y del rigor formal.