El Castillo fue construido, alrededor de 1870. A comienzos de 1900, José Ferrarini, un inmigrante italiano, compró la estancia, amplió el casco y le imprimió el estilo florentino que lo caracteriza hoy. Allí comenzó a funcionar, en 1930, el hotel Monte Olivo, que tuvo una corta vida solo cuatro años, porque la muerte de la esposa de Ferrarini motivó su cierre. Se mantuvo cerrado durante veinticinco años, durante los cuales el silencio y el abandono se apoderaron de su entorno.
En 1974 pasó a manos de la Unión Obrera Metalúrgica y, después de unos años, fue adquirido por sus actuales dueños. Estos últimos se encargaron de restaurarlo, cuidando cada uno de sus detalles, y sobre todo su mobiliario, recuperando su historia.
El Castillo es una magnífica construcción inspirada en el medioevo. Sus 7.000 metros cuadrados cubiertos y las cuatro hectáreas de parque que lo rodean tienen cualidades estéticas muy particulares que remiten a las antiguas fortalezas y lucen muy bien en el paisaje serrano.