La Arquitectura funeraria siempre despertó un magnetismo especial a lo largo de la historia. El Cementerio de la Recoleta es uno de los más visitados en nuestro país, por su historia, por su arquitectura. Tiene magia y misticismo. Y sin embargo, no posee un estilo Arquitectónico definido. Conviven lo Clásico, Ecléctico, Nouveau, Decó y mixturas difíciles de categorizar. Más de 70 bóvedas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional y el Cementerio en sí es considerado Museo Histórico Nacional, por los personajes ilustres que aquí descansan, por la calidad arquitectónica y por sus magníficas esculturas.

 

La Arquitectura funeraria siempre despertó un magnetismo especial a lo largo de la historia. Desde Egipto a América Precolombina el culto a los muertos merece un capítulo aparte.

Buenos Aires recién hacia 1892 por cédula real de B. Rivadavia consagra el Cementerio de la Recoleta, conocido en aquel entonces como Cementerio del Norte, en tierras pertenecientes a los monjes Recoletos.

Próspero Catelín, arquitecto del pórtico de la Catedral Metropolitana, deja su sello en el trazado usando simultáneamente cuadrícula y diagonales. Hacia 1881 recibe el impulso de Torcuato de Alvear, primer intendente de Buenos Aires.

El cementerio tiene magia y misticismo. No hay un estilo Arquitectónico definido. Conviven lo Clásico, Ecléctico, Nouveau, Decó y mixturas difíciles de categorizar.

Antiguamente, los muertos eran inhumados en los llamados "camposanto", en la parte posterior de las iglesias y las personalidades importantes en el interior de las mismas

Un poco de historia

En 1820, durante el gobierno de Martín Rodríguez y su ministro, Bernardino Rivadavia, fueron expropiados los terrenos ocupados por el huerto de la Congregación Franciscana, siendo destinados a la construcción del Cementerio del Norte (el primer cementerio público en la ciudad de Buenos Aires).

¿Qué significa la palabra "cementerio" en español?

Antes del cristianismo al lugar donde enterraban a los muertos se le llamaba "necrópolis" (ciudad de los muertos, en español).

La palabra cementerio viene del griego (koimeterion) y en español significa "dormitorio". Esta palabra fue introducida por los cristianos, con la esperanza cristiana en la resurrección.

De ahí que los cristianos decimos que los muertos están "descansando en paz" a la espera de la resurrección.

El Ing. Próspero Catelín se ocupó del proyecto del Cementerio del Norte, que en principio era sólo para católicos, siendo inaugurado en el año 1822.

Los primeros en recibir sepultura fueron una joven uruguaya llamada Dolores Maciel y un joven llamado Juan Benito.

En 1863 el presidente Mitre firmó un decreto que permitía que fuesen enterrados los practicantes de otras religiones.

Con el tiempo, el cementerio del Norte llegó a un estado de abandono hasta que en 1880, el primer Intendente de la ciudad de Buenos Aires, Torcuato de Alvear, encomienda al Arq. Buschiazzo su remodelación.

Se pavimentaron sus calles, se rodeó con un muro de ladrillos y se embelleció con un pórtico de entrada con doble hilera de columnas de fuste acanalado de orden dórico.

En el friso se destacan 13 alegorías, símbolos de la vida y de la muerte.

El Cementerio del Norte ocupa actualmente cuatro manzanas y cuenta con alrededor de 6000 sepulcros a perpetuidad. Más de 70 bóvedas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional y el Cementerio en sí es considerado Museo Histórico Nacional desde el año 1946, por los personajes ilustres que aquí descansan, por la calidad arquitectónica y por sus magníficas esculturas.

Es uno de los más importantes del mundo junto con el de Staglieno* en Génova y el Père Lachaise* de París.

Al ingresar al peristilo se observan en el piso tres fechas: 1822 (año de creación del cementerio), 1881 (fecha de su primera remodelación) y 2003 (tercera remodelación).

A la derecha se encuentra una capilla dedicada a la religión católica, en cuyo altar se observa un Cristo realizado en mármol de Carrara blanco de una sola pieza por el escultor italiano Giulio Monteverde (quien fue maestro de Lola Mora). Debajo, en el altar realizado en granito, se lee la siguiente frase: "Ego sum resurrectio et vita" (Yo soy la resurrección y la vida). En el peristilo, frente a la capilla, se halla un púlpito utilizado para ceremonias practicadas por otros cultos.

 

Fuentes:

http://tallerdearquitecturaydelarte-rudolf.blogspot.com

www.cementeriorecoleta.com.ar

 

Más información:

www.cementeriorecoleta.com.ar