El Lugar de las Aves fue un desafío que debía reemplazar un conjunto de jaulas menores dispersas existentes en el Bioparque Temaikén. La idea del proyecto era desarrollar un parque temático con aves de todo el mundo. Este programa enfatizó el concepto de inmersión total del visitante en los aviarios, divididos estos por regiones continentales. La demanda de cubrir casi una hectárea de hábitat de los pájaros con una red y un sistema de arcos portantes, implicó encontrar un sistema de tensión y transferencia de cargas a partir de elementos industrializados ligeros.
El estudio se adjudicó un concurso de antecedentes y croquis preliminares a partir de un programa especifico elaborado por el Bioparque Temaikén, orientado a desarrollar un parque temático con aves de todo el mundo. Este programa enfatizó el concepto de inmersión total del visitante en los aviarios, divididos estos por regiones continentales. El nuevo Lugar de la Aves debía reemplazar un conjunto de jaulas menores dispersas existentes.
Uno de los desafíos que enfrentamos como proyectistas fue la identificación de la tecnología justa para una demanda de alta especificidad. En este caso materializar la contención “invisible” de centenares de pájaros.
Habituados a debatirnos en el campo de la compresión, la flexión, la tracción, emergentes de la tectónica básica del trilito, este ejercicio nos puso frente al sutil dilema de la tensión.
La demanda de cubrir casi una hectárea de hábitat de los pájaros con una red y un sistema de arcos portantes, que relativizan su presencia visual, nos ubicó ante la escala tecnológica, inusual para nosotros aunque siempre añorada, de encontrar un sistema de tensión y transferencia de cargas a partir de elementos industrializados ligeros, con geometrías obvias pero complejas.
En la mesa de dimensionado y cálculo de estos componentes tecnológicos no habituales estuvo presente la tensión entre la razón y la intuición, como siempre balanceada con el rigor aparente del cálculo y el acierto imprevisto del lápiz.
Cada especie (son mas de 250) ocupa su propio estrato espacial desde el plano acuático, el rastrero, el de vuelo bajo aleatorio o del vuelo alto circular. Así, en función de estas particularidades se definieron dimensiones de las distintas jaulas, sus conectividades, relación entre áreas de servicio y áreas públicas y la ambientación de los ecosistemas. El recorrido de los senderos interiores de los aviarios suma aproximadamente 4500 metros lineales.
El Gran Aviario es la estructura de mayor envergadura, visible desde las rutas de acceso. Configura una sucesión de arcos dobles en su parte central de 12 metros de altura y 30 de luz estructural y arcos rebajados en los angostamientos generando así 3 áreas de 900 m2 cada una. El cerramiento es una malla de acero inoxidable de trama 25×25 mm. Toda esta área se desarrolla sobre un plano inclinado hacia el lago central. Así, los recorridos de los visitantes ascienden y descienden en función de la topografía y las visuales limitadas dentro de los distintos ambientes, pero estas se abren definitivamente hacia el lago. En los aviarios hay plataformas de observación, sectores acuáticos, puentes, cataratas “velo de novia” y hasta un área de libación de picaflores. La transición a prueba de pájaros entre las jaulas se resuelve con cilindros de madera y doble cortinas de cadenas para evitar el turismo intercontinental de los pájaros.
Hemos recorrido aquí una lección, en un proceso intenso y prolongado. Algunos ejercicios de diseño y construcción, por su propia especificidad tecnológica y demanda programática, son largos, intrincados, y sujetos a la prueba y el error. Así fue este dinámico proceso, acompañado siempre desde el lugar de la empatía creativa entre especialistas y realizadores con un objetivo estimulante y superador.
Hampton+Rivoira+ Arquitectos / Jorge Hampton, Emilio Rivoira.
Arquitecto asociado: Cristian Carnicer, arq.
Equipo de Proyecto: Roberto Lombardi, María Eugenia García Castera, María Eugenia Viña Raznovich, Juan Reartes, Ignacio Ruiz Orrico, Diego Tablada, Emilia Alvarado, Anahi Fedrizzi.
Dirección de obra: Claudio Marquet, arq.
Asesores:
Estructuras de hormigón y fundaciones: Roberto Merega.
Estructuras metálicas: Daniel Isola, Jorge Hellhake.
Inst. eléctrica: Edgardo Sequeyra.
Inst. termomecánica: Marcelo Caramé.
Inst. sanitaria y gas: Carlos Oneto.
Comitente: Fundación Temaikén.
Ubicación: Ruta 25, km. 700, Escobar, Provincia de Buenos Aires. Argentina.
Año de proyecto: 2004 / 2006.
Año de construcción: 2007 / 2009.
Superficie de terreno: 3 has.
Superficie construida: 7500 m2
Más información:
Fuente:
www.espacioarquitectura.com.ar