El turismo, como cualquier actividad humana, produce impactos sobre las comunidades donde se desarrolla. La masificación del turismo conlleva a la transformación, el deterioro y la destrucción de los recursos culturales. El desarrollo sustentable del turismo aparece como una alternativa para salvaguardar y revalorizar los diversos componentes que integran el patrimonio histórico-cultural. Segunda Parte.

El desarrollo sustentable aparece como una alternativa desde hace ya varias décadas y al igual que otros modelos surge a partir de las enormes crisis ambientales causadas por una racionalidad meramente económica y la progresiva pérdida de confianza en la viabilidad del modelo de crecimiento económico y modernización, como única estrategia. La evolución de estos paradigmas refleja los cambios en la percepción ambiental desde una preocupación inicial acerca de las externalidades del crecimiento económico, hasta el interés por cuestiones de diversidad e integridad cultural y natural, sustentabilidad y derechos intergeneracionales.

La definición más popular, de la mano del Informe Brundtland, supone que el desarrollo sustentable debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer el derecho de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Pero también es sabido que el Desarrollo Sustentable demanda estrategias diversificadas que permitan mejorar la realidad social, política, económica y ambiental específica de cada lugar. 

La interpretación dominante del Desarrollo Sustentable postula el alcance de los objetivos tradicionales del desarrollo (bienestar social y aumento de la productividad económica) a partir de la adopción de criterios de sustentabilidad ecológica en el uso de los recursos a largo plazo. Muchos países han elaborado sus propias interpretaciones, pero en pocos casos se ha traslado a líneas directas de acción. 

Entre estas acciones el turismo se perfila como una actividad que puede contribuir con estas formas de desarrollo si logramos limar las asperezas que este ha tenido en propuestas anteriores.

Es clara la importancia del turismo para algunos espacios y de sus impactos sociales, económicos y territoriales en la estructura previa de los lugares sobre los que se desarrolló y a los que influye directa o indirectamente. El turismo es constructor de paisajes en términos de gestión, con creación de composiciones territoriales, con cambios de la perspectiva y de percepción. Se ha convertido en un elemento clave para la mejora de la calidad de espacios degradados y la valoración del patrimonio, o por el contrario el causante de espacios degradados, muy artificiales y fuera de contexto.

En torno a esto los convenios y recomendaciones de la UNESCO (1) se basan en las mejores prácticas profesionales conocidas, con vistas a garantizar el mantenimiento y la preservación del patrimonio cultural; formulando las reglas para hacer frente a las amenazas contra el patrimonio cultural.

En el marco de la sustentabilidad el turismo también se plantea la necesidad de dar respuesta mas adecuadas a los entornos donde se desarrolla y a la sociedad en general.

El reto es articular y consensuar intereses de los distintos grupos actuantes, trabajar sobre proyectos específicos en protección de determinados lugares, señalar procedimientos de inversión y convenios de colaboración. En tal sentido también se hace necesaria la gestión sustentable en el proyecto empresarial con recursos atractivos que den origen a productos diferenciados y competitivos, donde se valoren los recursos y se apueste por una red productiva, con la contribución a la gestión y conservación del patrimonio, creación de espacios de calidad, etc. 

El Código Ético Mundial para el Turismo sostiene que este es un factor de aprovechamiento y enriquecimiento del patrimonio cultural de la humanidad. Los recursos turísticos pertenecen al patrimonio común de la humanidad y las comunidades en cuyo territorio se encuentran, tienen respecto a ellos derechos y obligaciones particulares. Las políticas y actividades turísticas deben llevarse a cabo con respeto al patrimonio artístico, arqueológico y cultural que deben proteger y transmitir a las generaciones futuras. Se concederá particular atención a la protección y a la rehabilitación de los monumentos, santuarios y museos, así como de los lugares de interés histórico o arqueológico que deben estar abiertos a la frecuentación turística. Además se fomentara el acceso del público a los bienes y monumentos culturales de propiedad privada con todo respeto a los derechos de sus propietarios, así como a los edificios religiosos sin prejuicio a las necesidades de culto. Los recursos procedentes de la frecuentación de los sitios y monumentos de interés cultural abrían de asignarse, al menos en parte, al mantenimiento, a la protección, a la mejora, y al enriquecimiento de ese patrimonio.

La revalorización del patrimonio cultural, no implica sólo un acto de restauración sino que esta acción lleva implícita la necesidad de recuperar valores perdidos o degradados a través de la historia. Por esta razón surge la necesidad de incorporar programas de intervención que contribuyan a resaltar las individualidades que configuran el patrimonio que le otorga identidad a la sociedad.
En este sentido los ámbitos urbanos específicos, los viejos edificios cargados de significados e historia, etc., son transformados y puestos como valores de mercado que pueden ser captados para la actividad turística.

En México el Programa de Ciudades Coloniales tiene por objeto promover las ciudades del interior tipificadas como joyas arquitectónicas y culturales fundadas en su mayoría en el siglo XVI, entre las que se encuentran: Guanajuato, Oaxaca, San Miguel de Allende, Taxco y Zacatecas y en Colombia se destaca por su conjunto monumental de Cartagena de Indias y Cuba por el casco histórico de la ciudad de La Habana que muestra las características urbanísticas y arquitectónicas pertenecientes al período colonial español.

No sólo la revalorización del patrimonio está dada por la aplicación de políticas elaboradas por Organismos Internacionales, sino que también organismos nacionales, regionales o locales pueden implementar programas de revalorización del patrimonio histórico cultural que sean valiosos para la construcción de la identidad local. Latinoamérica, y Argentina particularmente, poseen pequeños poblados históricos que considerados individualmente pueden tener una atracción relativa, sin embargo multiplicarían su importancia en tanto se encare su recuperación y preservación a nivel del territorio, involucrando a la comunidad local.

El turismo planificado, puede aportar beneficios socioeconómicos a la comunidad (generación de divisas, creación de empleos, estímulo a la economía local, etc.) que dinamicen espacios deprimidos y potencien las particularidades del patrimonio local. El turismo tal como se señalo puede destinar una parte de los beneficios obtenidos de la utilización del patrimonio para el pago de los insumos en la conservación y gestión del mismo.

Los modelos de desarrollo del turismo cultural y/o patrimonial, en general se encuentran en centros urbanos y turísticos en los que se concilian actividades turísticas polivalentes (centros de congresos, museos, festivales) con la rehabilitación de edificios para su uso turístico.

El turismo cultural y etno-histórico tiene un importante peso en la mayoría de los países latinoamericanos tanto en función de su enorme riqueza en manifestaciones culturales precolombinas (pueden dar lugar a una articulación de rutas como las ya existentes ruta andina o la ruta maya) como por su valor histórico-monumental de épocas posteriores, especialmente en relación a la arquitectura colonial española (México, Guatemala, Perú, Ecuador). Ciudades como Buenos Aires (combinación de arquitectura y actividades culturales-teatro, opera, etc.) o la Vieja Habana poseen los atractivos esenciales para este tipo de atracción turística.

En definitiva es posible la revitalización y rehabilitación del patrimonio histórico-cultural a partir de un uso turístico directo o indirecto, que se convierta en la garantía para su conservación

 

Prof. Lic. Guillermina Fernández
Prof. Lic. Aldo Guzmán Ramos
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Tandil. Argentina.

 

Fuente:

www.naya.org.ar