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Exponente de la modernidad rioplatense en la segunda mitad del Siglo XX el prestigioso arquitecto nacido en Nápoles y radicado en la argentina, Clorindo Testa, diseñó obras emblemáticas de la geografía porteña como la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Centro Cultural Recoleta. Verdadero referente de la arquitectura de nuestro país, falleció el pasado 11 de abril a los 89 años.

Clorindo Manuel José Testa nació el 10 de diciembre de 1923 en Nápoles, Italia. Antes de cumplir el año de vida su familia se radicó en la Argentina, donde realizó los estudios, conforman- do la primera camada de arquitectos de la nueva Facultad de Arquitectura y Urbanismo, en 1948. «Aunque italiano de nacimiento, soy un arquitecto argentino, que vive y proyecta en Argentina sin perder los lazos con la tierra de mi padre», reconoció al recibir a sus 80 años el título de doctor honoris causa en la Facultad de Arquitectura de la Universidad La Sapiencia de Roma.
Los primeros pasos de la actividad profesional, los realizó asociándose en un estudio junto a Francisco Rossi, David Gaido y Boris Dabinovic. Este equipo trabajaría en conjunto hasta 1958, marcando la etapa inicial de la obra de Clorindo.
Al año de finalizar sus estudios, en 1949, obtuvo una beca de la Universidad de Buenos Aires para realizar un viaje de estudios a Europa. En 1952, regresaría para ganar el concurso y proyectar el edificio de la Cámara Argentina de la Construcción.
El Centro Cívico de Santa Rosa, en La Pampa, fue su siguiente gran desafío. Una obra que se fue prolongando para finalmente inaugurarse por etapas entre 1962 y 1963, debido a los sucesivos golpes militares y cambios de administración política. La misma, incluye una terminal de ómnibus y el edificio de la gobernación. Años más tarde, se anexarían el edificio del Parlamento y Ministerios de la provincia. Asimismo, en 1981, Clorindo Testa obtendría el primer premio en un nuevo concurso de anteproyectos para la ampliación del Centro Cívico con un centro cultural y más oficinas. No obstante, esto no se llevaría a cabo.

El Banco de Londres, la Biblioteca Nacional y el reconocimiento internacional
En 1959, Testa abandonó a Dabinovic, Gaido y Rossi para asociarse con el consagrado estudio SEPRA, integrado por Santiago Sánchez Elía, Federico Peralta Ramos y Alfredo Agostini. El mismo año, ganó el concurso de construcción del Banco de Londres y América del Sur, Casa Central. Este edificio, que significó su salto a la fama a nivel internacional, representa un paradigma de la arquitectura mundial de la década del 60. Absolutamente provocador e innovador, propuso la apertura de una plaza semicubierta y pública en un área muy densa y de calles estrechas en el centro porteño.
Tres años más tarde, en 1962, junto a Alicia Cazzaniga y Francisco Bullrich se impusieron en el concurso de construcción del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional. Dicha obra, cuenta con una mitad subterránea, don- de se ubican gran parte de los libros, y otra elevada, sostenida sobre cuatro columnas. La misma, a su vez, priorizó el aprovechamiento urbanístico y arquitectónico del emplazamiento dado, asegurando la protección del espacio verde y de la diversidad botánica de los alrededores.
La singular fachada del edificio corresponde al estilo denominado brutalista, surgido en los años ’50, y que se caracteriza por privilegiar las estructuras de hormigón armado dejadas a la vista y tratadas de manera escultórica. Por diferentes motivos, la construcción de lo obra demoraría 30 años, inaugurándose en 1992, aunque nunca se terminarían de construir los parasoles perimetrales proyectados en la propuesta inicial.

El gran legado
Diseñada en 1968 para el coleccionista de arte y mecenas artístico Guido Di Tella, la Casa Di Tella es una de las obras maestras de Clorindo Testa. La misma, realizada en colaboración con los arquitectos Luis Hevia Paul e Irene van der Pol, fue terminada en 1970 y, desafortunadamente, demolida el año 2011.
De estilo brutalista, la vivienda se organizó detrás de un frente de hormigón y su uso, en palabras del propio Testa “respondió principalmente a la decisión de determinar una fachada sin ornamentos, limpia, austera, compacta y a la vez violenta y silenciosa”.
El arquitecto, jugó con desniveles y rampas, recursos frecuentes en grandes obras suyas como la Biblioteca Nacional y el Banco de Londres y muy importantes en la arquitectura brutalista Argentina.
El Hospital Naval Central de Buenos Aires, proyectado en 1970, representaría un nuevo desafío para Clorindo. Dicho edificio, que sería terminado recién en 1982, ocupa la totalidad de su manzana frente al Parque Centenario y ofrece una concepción plástica de la arquitectura que se acerca al primer postmodernismo, con la forma explícita de un navío.
En los años ochenta, junto con Jacques Bedel y Tatato Benedit, consumarían un cambio radical en la Recoleta al transformar el antiguo Asilo de Ancianos Gobernador Viamonte en un vital Centro Cultural. Desde su apertura, la interacción con el público y la forma de exhibir las obras de arte se modificarían para siempre.
Una década más tarde, por encargo de un inversor privado, Testa diseñaría el Buenos Aires Design, un centro comercial especializado en diseño y decoración,  semienterrado bajo la terraza del Centro Cultural y conectado con la superficie por dos caladuras escalonadas que favorecen el ingreso de luz desde el nivel superior. Reconocido internacionalmente, doctor honoris causa (UBA) y ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires, Clorindo Testa supo entender el espacio urbano como experiencia lúdica. Adhirió en sus inicios a las enseñanzas del célebre arquitecto suizo Le Corbusier y desarrolló durante su carrera un estilo propio, siempre sorprendente. En su legado, vivirá por siempre.

Clorindo en primera persona

“Entré en Ingeniería Civil, aprobé dos materias, me bocharon en una. Fue entonces que descubrí arquitectura, que estaba al lado. Sí, vos por la escalera pasabas a arquitectura. Entonces pensé en pasar a arquitectura”.

«Definir qué es lindo y qué es feo no es fácil. Las cosas son lindas y pueden ser al mismo tiempo horribles».

«Todos los estilos responden al tiempo en el que se vive. Lo importante es que la arquitectura le sirva al hombre».

«La arquitectura y La pintura siempre son cosas globales. En el 1500 o el 1600 la Argentina era barroca, e Italia también. Vos reconocés la diferencia entre ellas en el mismo período, pero ambas son barrocas. Lo fundamental es estar en el tiempo en que vivís»

“Uno tiene el edificio imaginado antes de que esté realizado el plano. Y en la pintura es lo mismo: cuando uno tiene una idea, tiene el cuadro hecho”.

“Creo que para un pintor, para un arquitecto, la jubilación no existe. Uno sigue haciendo cosas mientras le salen. No las va a cortar así por una decisión de su voluntad; no va a quedarse con la mente en blanco”.