El hotel se mezcla armoniosamente con el paisaje natural de arena y piedra, que evoca ciertos sentimientos de antiguo asentamiento. El objetivo no era otro que el de interpretar de manera contemporánea la arquitectura india nativa respetando al máximo el medio ambiente.
El resort es un homenaje a la luz, que cambia cada minuto mientras la naturaleza es la verdadera protagonista de este singular escenario. Con un diseño simple, el hotel se construye a partir de grandes bloques de hormigón, que parecen moverse mientras sus colores y textura cambian según la luz natural.
Desiertos de arena, casa de madera, el molino de agua, los caballos, la taberna, las minas, el oro, la diligencia…
Amangiri (su significado es “montaña pacífica”), está situado en la región suroeste de los Estados Unidos, también conocida como las Cuatro Esquinas, donde se encuentran los estados de Utah, Colorado, Nuevo México y Arizona.
Con uno de los paisajes más famosos del país, sus profundos cañones e imponentes mesetas fueron el hogar durante siglos de las tribus Navajo y Hopi. El ecosistema circundante abarca una gran diversidad de plantas y especies animales (sirve de refugio a especies en peligro de extinción como el cóndor de California) y se reparte entre las atracciones que rodean Amangiri, como el Gran Cañón, Monument Valley, Grand Staircase, y los Parques Nacionales de Escalante, Bryce y Zion.
El complejo ocupa 243 hectáreas y está enclavado en un valle protegido con amplias vistas al Grand Staircase – Escalante National Monument. Está construido alrededor de una enorme piscina central que abraza un majestuoso acantilado de piedra, y que termina con un jacuzzi que se encuentra en la base de la pared de roca.
Su arquitectura se divide en diferentes pabellones. Dentro del Pabellón General están la sala de estar, la galería, la biblioteca, el comedor, el comedor privado con capacidad para hasta 10 personas y la bodega, con un sistema único de dispensadores. Dos alas de alojamiento conducen desde el Pabellón hacia el desierto: 16 suites se encuentran en el ala del Desierto y otras 18 suites, junto con el Spa Aman se encuentran en el ala Mesa. En uno o en otra se puede disfrutar de unas inolvidables vistas por encima de un valle virgen rodeado de altas mesetas y acantilados.
La entrada a cada suite es a través de un patio privado, una pared de cristal con una puerta central se abre en un dormitorio y sala de estar que incluye un escritorio y una cama king-size. El salón tiene un zócalo con colchones de descanso y una chimenea central y el baño cuenta con duchas de lluvia gemelas y una bañera con vistas panorámicas.
Suelos de piedra blanca, acero, cuero, maderas naturales… todos los materiales nobles se unen para conjurarse en sus acabados de diseño.
El spa cuenta con un pabellón de terapia de flotación, un pabellón de agua con sauna, baño de vapor, piscina de agua fría, un gimnasio y un pabellón de yoga. También hay camas y tumbonas que rodean la terraza de la piscina situadas en salientes que hacen que parezcan flotar sobre el agua. También posee una piscina de agua caliente del Pabellón Campfire, para quienes viajan en invierno.
Al caer la noche, la opción es el Desert Lounge. Allí, a media luz, se puede admirar el cielo estrellado y las preciosas puestas de sol.
Aunque están separadas del complejo hotelero por una gran roca para garantizar la privacidad, los propietarios tienen acceso a todas las instalaciones del resort. Cada una está diseñada según el perfil del terreno sobre el que están edificadas y ocupan un área desde 1,6 hasta 2,9 hectáreas.
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