El Sábado 20 y Domingo 21 de Septiembre de 2014, la Embajada de Francia abrirá sus puertas al público. Sera una ocasión única para los porteños para admirar por primera vez el Palacio Ortiz Basualdo, edificio emblemático de su ciudad, enteramente renovado, tras mas de quince meses de refacciones.
Estas jornadas puertas abiertas son organizadas por la Embajada en el marco de las Jornadas Europeas del Patrimonio, actividad cuyo fin es revelar al publico los mas bellos monumentos públicos y privados, que tiene lugar, simultáneamente, en 50 países de Europa, sobre una idea inicialmente francesa. Este evento es, ademas, momento clave de la Semana Francesa en Buenos Aires, Vivi Francia, que tendra lugar en la capital argentina del 14 al 21 de septiembre.
El Palacio Ortiz Basualdo, tesoro de la arquitectura franco-porteña La construcción del Palacio Ortiz Basualdo, diseñado en 1912 por el arquitecto frances Paul Pater (1879-1966), fue finalizada en 1918. Concebido por la familia argentina Ortiz Basualdo, este palacio fue utilizado, en 1925, como residencia oficial del principe de Gales, Edward de Windsor, quien manifesto su admiracion por el refinado confort y la grandiosidad del edificio. Francia se convirtio en propietaria del Palacio en 1939, e instalo alli, desde ese momento, la sede de su Embajada en Argentina. En los aqos 70, el edificio estuvo a punto de ser demolido, con motivo de los trabajos de ampliacion de la Avenida 9 de Julio. Finalmente, pudo ser preservado gracias al esfuerzo conjunto de los ciudadanos de Buenos Aires y del gobierno francis.
El Palacio Ortiz Basualdo es un destacado ejemplo de la influencia francesa particularmente de la Escuela de Bellas Artes de París- en la arquitectura argentina. Se inspira al mismo tiempo del hotel particular parisino y de la mansión rand siecle, el edificio reúne monumentalidad y modernidad urbana y se distingue por la simetría de su composición arquitectónica y sus imponentes fachadas. A nivel estilistico, la unidad exterior, muy parisina, contrasta con el eclecticismo del interior, donde se confunden influencias francesas, inglesas e inclusive escandinavas, conforme a los gustos de la elite argentina cosmopolita de la época. La decoración interior del palacio fue confiada en su momento a dos afamadas casas de decoración con sucursales en Buenos Aires: Jansen, de París, y Waring & Gillow, de Londres.
Una restauración ejemplar y de gran envergadura En marzo de 2013, comenzaron importantes trabajos de restauración y de acondicionamiento en la sede de la Embajada de Francia. Esta gran empresa, resultante de reflexiones realizadas por el Estado francés desde el aqo 2009, se inscribió en una gestión de racionalización de los activos inmobiliarios franceses en el exterior, lo que incluyo la venta de la antigua residencia de Francia en Martinez, y la compra de una nueva residencia, en el centro de la ciudad de Buenos Aires. Los trabajos realizados, totalmente financiados por esta operación, permitieron a la vez preservar y poner en valor una obra maestra de la arquitectura porteña, y modernizar y mejorar la funcionalidad de la casa de la representación diplomática francesa en Argentina. Esta restauración es la mas completa y la mas acabada realizada en un siglo, desde la construcción del edificio. Con el anhelo de encontrar el espiritu original del Palacio Ortiz Basualdo, un equipo de arquitectos franceses y argentinos establecio un vasto programa de restauración de los espacios exteriores e interiores. Se realizo un trabajo cuidadoso en las fachadas, con el fin de restaurar el revestimiento en símil-piedra (enduido que imita la piedra parisina) y de reintegrar ciertos elementos de decoración, teniendo en cuenta que el 80% de ellos habíaa desaparecido con el paso del tiempo. Paralelamente, el conjunto de los seis salones de recepción, las dos rotondas, las escaleras y los pasillos fueron objeto de intervenciones mayores, que apuntaron especialmente a preservar los parquets, los mármoles, las boiseries, los dorados a la hoja y las molduras. Los salones de recepción volvieron a tener sus colores de época y una parte del mobiliario original, conservado, fue rehabilitado. Por otra parte, importantes trabajos de reformas permitieron instalar una cocina profesional en la planta baja y reforzar la funcionalidad, la accesibilidad y la seguridad del edificio. Finalmente, la decoración de la Embajada fue repensada, a fin de poner en valor las restauraciones y aportar un toque de modernidad a los espacios de recepción.