La Capitanía Central de Puertos tuvo significación en la vida de la ciudad ya que su existencia entronca con la historia del puerto, de los muelles de pasajeros, de los sistemas de comunicaciones con el exterior y, desde el punto de vista edilicio, con la presencia de arquitectos europeos que tuvieron una destacada actuación en la renovación urbana de Buenos Aires dentro de lo que se consideró un “estado constructor”.
El edificio de la Capitanía Central y el Telégrafo Nacional estaba ubicado en el antiguo Paseo de Julio número 274 (Leandro Alem entre Perón y Sarmiento), con frente también sobre la calle 25 de mayo 269 y 273. Fueron varias las denominaciones por las que pasó la Capitanía, desde sus orígenes se llamó Capitanía Central de la República y luego Capitanía Central de Puertos en l868; en 1877 pasó a ser Capitanía General de Puertos y en 1882 pasó a llamarse Prefectura Marítima. Desde 1969 se la conoce con su actual denominación de Prefectura Naval Argentina.
Dado que el edificio de la Capitanía es estilísticamente un edificio Neo renacentista, debemos recordar que el clasicismo equilibrado y ortogonal creado por tímpanos sostenidos por columnas o pilastras toscanas ya había sido usado en Buenos Aires desde comienzos del siglo XIX en la arquitectura neoclásica, que tuvo marcada influencia sobre la arquitectura porteña, aunque no la misma fuerza que el neo renacimiento italiano, que también abarcó la región del litoral al igual que Montevideo y Asunción del Paraguay. El aluvión inmigratorio del siglo XIX marcó un cambio significativo en toda la arquitectura institucional con la construcción de caminos, puentes, ferrocarriles, hospitales, teatros, escuelas y en la vida privada con los nuevos palacios, estancias y casas que se revistieron de ornamentación hecha con tímpanos, columnas, pilastras, cornisas florales, balaustres, rejas y mármoles.
La historia de la Capitanía está íntimamente ligada al puerto de Buenos Aires y no podemos olvidar que ese fue el elemento clave que explica la fundación misma de la ciudad. Pero la historia del puerto está ya escrita de una y mil formas y es imposible entrar en ella salvo en lo que nos concierne. En los abundantes relatos de viajeros se encuentran numerosas referencias al puerto y al muelle de desembarco de pasajeros, ya que era el lugar por donde se ingresaba a la “gran aldea” o “gran ciudad”, términos antagónicos que se utilizaron debido al fuerte proceso de cambio que afectaba a Buenos Aires y que “dan la sensación de una ciudad que se redefinía constantemente en sus funciones, en sus ámbitos, en sus símbolos, hasta en sus costumbres”.
El primer asentamiento de la Capitanía de Puerto estuvo como es lógico en el Fuerte de la ciudad. El 3 de noviembre de 1824 el gobierno había ordenado entregar al Comisario de Guerra las casas que ocupaban Juan Tohoyo sobre la calle 25 de mayo y la Ayudantía del Puerto que daba sobre el Paseo de Julio y que se comunicaban por los fondos. Las dos habían sido propiedad de los mercedarios y por la ley de Reforma del Clero pasaron a ser del Estado. Este es el edificio ocupado por la Capitanía que se visualiza muy bien en una conocida litografía de Cesar Hipólito Bacle de 1834. El edificio era de dos plantas, ubicado sobre el Paseo de la Alameda y sobre el techo había un mástil con varias banderas que funcionaban como un primer sistema de comunicaciones. Ese edificio se demolió para la construcción del nuevo que ocuparon la Capitanía del Puerto junto con el Telégrafo Nacional.
El telégrafo argentino se había desarrollado sin una definida política gubernamental referente a su regulación comercial. La Ley de Telégrafos de octubre de 1875 declaró que el telégrafo era un monopolio del gobierno y que las líneas telegráficas debían ser nacionales. En el artículo 74 de la ley mencionada se colocaba la administración general a cargo de un Director General de Correos hasta la promulgación de una ley que organizara la Oficina General de comunicaciones. En 1876 el Director General de Correos preparó los reglamentos generales para regir el telégrafo nacional y en el mismo año ya estaba instalado en el edificio sobre la calle 25 de Mayo.
“La Capitanía Central de Puertos y el Telégrafo Nacional: un doble edificio en la mitad del siglo XIX” de María del Carmen Magaz y Daniel Schávelzon.
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