La satisfacción social debe ser uno de los pilares en el proyecto arquitectónico. El diseño y la arquitectura deben contemplar los requerimientos y necesidades concretas de cada sociedad, geografía y época. El diseño urbano debe ser sustentable, tendiendo en cuenta los condicionantes de tiempo y espacio de cada ciudad. Y la humanización del espacio debe ser un objetivo a recuperar en una disciplina que actualmente responde a un interés comercial.

La arquitectura transforma el espacio y  lo convierte en habitable, lo humaniza y carga de sentido, por ello podemos precisar que se produce  una relación entre el objeto y su contexto. Esta relación es cambiante como las diferentes condicionantes. Esto hace que la arquitectura se encuentre cargada de sentido y responda a requerimientos y necesidades concretas de cada sociedad, geografía y época. Esta especificidad es la que la cualifica, y da lugar al diseño.

Se puede diseñar de acuerdo a distintos contenidos, necesidades de clientes, modas y mercados. En nuestra sociedad  podemos encontrar que se importan modelos culturales como si existiera un posible patrón global. Muchas veces, carecen de un vínculo genuino con su entorno, repitiendo formas y lenguajes venidos de otros lugares o de un modo de hacer generalizado, que parte de lo formal y del rédito económico, como principales variables condicionantes.

Estas intervenciones no pertenecen al mundo del sentido y de la creación de espacios significativos que desarrollan la capacidad de habitar, de formar personas y conformar sociedades. La humanización del espacio, debe ser un objetivo a recuperar en una disciplina que actualmente responde a un interés comercial.

No se trata de recuperar regionalismos anacrónicos o historicistas sino de incorporar la historia desde la modernidad. La identidad buscada debe comenzar por ser contemporánea, moderna, actual y  pertenecer a su tiempo.

Se trata de recuperar el sentido de la arquitectura y la ciudad. Basar nuestros criterios de diseño arquitectónico y urbanístico en parámetros locales y culturales propios. La riqueza del resultado debe trascender el aspecto formal, para incorporarse en usos, costumbres, cultura y manera de estar en un clima determinado y en armonía con el medio ambiente. La innovación, actúa así como generador de una modernidad específica en un determinado tiempo y lugar, aportando identidad a la ciudad y también a sus habitantes, que se reconocen en ellos.

Esta modernidad  incorpora una actitud consciente hacia los recursos  bio-ambientales. No existe una fuente inagotable de materiales y energías, por lo tanto la ciudad debe generar el cambio hacia la adaptación al medio ambiente natural.

La arquitectura implica innovación y esta surge desde los condicionantes y relaciones que estructuran cada sociedad; por lo cual, la arquitectura es específica en el tiempo y espacio.

Esta especificidad, nacida de la situación y los condicionantes particulares del lugar, incorpora los paradigmas de la sustentabilidad. El diseño urbano es sustentable en respuesta a sus condicionantes de modernidad y especificidad.

Desde la complejidad de relaciones que conforman una sociedad, surge la espacialidad como materialización física de esta cultura. Cuanto más intensa y completa sea la interpretación de esos condicionantes, más cercano a la satisfacción social será el proyecto arquitectónico. La importancia de las condicionantes medio-ambientales dentro de las ideas previas al proyecto es una de las variables de conocimientos que han estado pendientes de incorporación en muchos de los diseños.

Por Arqta. Constanza Zelarayan y Arqta. Judith Rocco

Fuente:

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