Fredy Massad opina sobre el impacto de la crisis económica en la arquitectura y sobre los cambios que ha producido en la profesión de arquitecto. Sobre qué está haciendo la arquitectura actual para afrontar la crisis, qué nuevos caminos se deberían emprender y qué valores puede aprender la arquitectura de un contexto de crisis.

“La arquitectura, para quien realmente se quiere comprometer con lo que hace, te otorga una formación muy amplia y te abre un abanico muy grande de posibilidades de acción y capacidad de reflexión. A partir de ese bagaje, uno empieza a formarse cuando deja la universidad. Sales de ahí con las herramientas básicas pero después hay mucho trabajo por hacer en la formación personal, pero de eso se trata.” Fredy Massad.

 

Fredy Massad nació en Banfield, en 1966. Se graduó como arquitecto en la Universidad de Buenos Aires.

Junto con arquitectura, estudió fotografía. Durante mucho tiempo realizó fotos de arquitectura y trabajos más personales, los cuales expuso hace varios años.

Fundó ¿btbW/Architecture en 1996 junto a Alicia Guerrero Yeste (Lérida, España 1974. Lic. en Historia del Arte en Universitat de Lleida) centrando su trabajo conjunto en la crítica e investigación sobre la arquitectura contemporánea.

En esta oportunidad reflexiona sobre las consecuencias de la crisis económica en la arquitectura. Sobre la crisis de ideas que la antecede, sobre los valores qué la arquitectura debería aprender de este contexto y sobre la responsabilidad social del arquitecto hoy.

Entrevista a Fredy Massad. *


¿Ha sido la arquitectura asaltada por la palabra ‘crisis’?

En España, evidentemente, sí. A nivel gremial e institucional  (Colegios de Arquitectos, por su falta de previsión) la crisis parece haber tomado por sorpresa a los arquitectos. Igualmente, creo que a nivel global, los arquitectos confiaron demasiado en que la forma en que la arquitectura se había concebido en las últimas décadas del siglo XX iba a perdurar eternamente, absolutamente ciegos a la evidencia que el escenario mundial se estaba volviendo totalmente insostenible y obstinados en creer que esa fórmula podría sobrevivir frente a cualquier tipo de cambio.
Pero considero que es fundamental entender que la crisis de ideas antecedió a la crisis económica en la arquitectura y que fue, precisamente, la euforia económica la que pudo mantenerla velada.  La crisis de ideas en la arquitectura evidencia el declive ideológico que permitió el encumbramiento incuestionado de los arquitectos-estrella y la trascendencia de su influencia – otorgada por críticos y medios complacientes y conniventes. Una influencia que inoculó a la arquitectura de narcisismo, una obsesión formal que terminó derivando en una supremacía de la objetualidad e iconicidad espectacular pero simplista, que provocó que arquitectos que habían tenido un indudable valor y capacidad de aportación propositiva en el panorama contemporáneo se conjurasen en una carrera irreflexiva que ha acabado extraviando a la arquitectura del reconocimiento de su propia esencia y obligaciones.

El factor problemático en este momento sea quizás el modo en que se está asumiendo y definiendo la crisis y las reacciones hacia ella y hacia ese periodo de euforia e inconsistencia ideológica precedente, porque, en mi opinión, existe un fuerte componente de auto-negación y manipulación. En este momento, se están proponiendo transformaciones de estructuras y actitudes que, en realidad, no son más que simulaciones que, de fondo, únicamente tratan de preservar el status quo de la arquitectura como poder e intereses, sin comprender que el estallido de la crisis realmente está evidenciando la necesidad perentoria de plantear otros esquemas y sistemas.

Quizás lo que la arquitectura debe reconocer es que a lo que se enfrenta es no tanto una crisis sino a un crack, y que no hay vuelta atrás. La experiencia (en sentido profundo, no necesariamente la experiencia de esta crisis) tiene que servirnos para posicionarnos con realismo ante este nuevo escenario.


¿Cuáles son los principales cambios que este escenario de crisis ha provocado en la arquitectura y en la profesión de arquitecto?

Creo que ha producido cambios auténticos y cambios simulados. Estos últimos se han dado entre la gran y pequeña oligarquía arquitectónica. Entre estos grupos, la crisis ha provocado un estado de desconcierto y verdadera desesperación que ha propulsado, a los primeros a huir buscando nuevos mercados; y, a los segundos, a intentar maquillar su perfil para mantener su poder actuando como nuevos adalides comprometidos y salvadores. Los grandes oligarcas que se habían creado enclaves ‘paradisíacos’ para gestar la desquiciada arquitectura del hipercapitalismo (China, Dubai, Rusia…), ahora intentarán abrir nuevos mercados, como Latinoamérica o enclaves en África. Los otros pequeños oligarcas,  presas del pánico, han emprendido una huída hacia el pasado, provocando la emergencia de un nuevo conservadurismo y reaccionario purismo que confunde y manipula la idea de la responsabilidad y la ética de la arquitectura, transformándolo en el último concepto ‘trendy’ y políticamente correcto.

Los cambios auténticos y en positivo creo que no están relacionados directamente con la crisis sino que se encuentran afirmados en la obra de arquitectos que estaban dando ya la espalda a esa tendencia de arquitectura narcisista, del poder y el espectáculo. Hoy, gracias al cambio de dirección, estas arquitecturas reciben por fin la atención y difusión que los medios y elementos del digamos ‘establishment arquitectónico’ le habían negado, ofuscados por el brillo de esas otras arquitecturas. 


¿Qué es lo que la arquitectura está haciendo para afrontar esa crisis?

Mi sensación es ambivalente. Por un lado, existe una necesidad clara por parte de muchos arquitectos (a escala intergeneracional) de intentar adaptarse a este nuevo contexto, evolucionando, integrando con coherencia realidad económica, necesidades, con las posibilidades de optimización que brindan las nuevas tecnologías, optando por desarrollar sus propios intereses e inquietudes desde la investigación para abrir no sólo nuevas vías técnicas y constructivas sino también para generar simultáneamente una distinta toma de conciencia de la posición y capacidad de intervención en la sociedad del siglo XXI. Creo que es una búsqueda que es también consecuencia de una toma de conciencia de la importancia de afirmar y transformar el sentido de democracia y sociedad.

Por otro lado, y como decía anteriormente, en otros arquitectos creo que ha intensificado el ensimismamiento en una pose obsoleta y un pavor casi paranoico de pérdida de los viejos cánones de la arquitectura. En Cataluña acaba de surgir “AxA, Arquitectes per l’ Arquitectura”, una asociación que aglutina a la vieja guardia de la arquitectura, parapetándose en un proteccionismo y una obstinación en seguir manteniendo el autoritarismo y aura poderosa del arquitecto. Subliminalmente en su posicionamiento, se victimizan por cómo su posición se ve amenazada por la circunstancia de la crisis, tomando una actitud de incomprendidos e incluso estimagtizados por una sociedad, incapaces de entender que es el arquitecto quien debe estar al servicio de la sociedad.

¿Qué nuevos caminos pueden ser recorridos en este contexto?

Yo vislumbro dos ejes fundamentales: por un lado la tecnificación. Que el arquitecto investigue en lo que se podría llamar una nueva industrialización. Superado el fordismo de la Revolución Industrial, hoy debemos plantear una industrialización en coherencia con el potencial que ofrece el mundo digital. Una industria inteligente y flexible al servicio de la arquitectura.

Si en los años 90, la revolución de la tecnología digital abocó a la búsqueda de complejas formalizaciones que fracasaron al materializarse (el último ejemplo es el Metropol Parasol de Jurgen Mayer H. en Sevilla, una forzada traslación literal del render digital a la realidad construida que evidencia el desencuentro total entre ambas).  Apartarnos de este camino para buscar soluciones realmente basadas en la eficiencia y sostenibilidad que permite la sólida investigación en tecnología digital y en la producción de materiales es uno de los caminos principales.
Otro es reencauzar el poder intelectual y creativo del arquitecto en la construcción social y cultural, más allá de la construcción de edificios. Plantear cómo el conocimiento arquitectónico puede ser una sólida base para colaborar en la articulación de unas estructuras sociales en las transformaciones que demanda el siglo XXI.

 
¿Qué valores añadidos puede este contexto de crisis aportar como legado para la arquitectura?

Fundamentalmente corroborar que la estructura social y económica (a niveles locales y globales) es totalmente insostenible y así romper con la inercia pasiva  en la que estábamos sumidos.

Como decía antes, la crisis de ideas precede a la crisis económica, pero la primera no quedó expuesta hasta la llegada de ésta. La crisis económica puso al descubierto lo que muy pocos se habían atrevido a ver tras el trasfondo de espectáculo y sobredosis arquitectónica.


Seguramente la crisis hará que se planteen si son necesarias muchas de las estructuras que se construyeron y, más importante aún, reconfigurar la idea de la importancia del edificio, entender y acatar si es o no necesario un nuevo edificio.  Olvidar la idea del edificio como pieza decorativa, alienada del contexto urbano; introducir la paulatina transformación de convenciones acerca del significado del bienestar y la funcionalidad del espacio y el edificio para centrarlos en otros parámetros, más esenciales, más capaces de reconocer lo superfluo e incoherente con las necesidades y dinámicas reales del presente. […]

 

*  Publicado originalmente en la revista portuguesa Traço, para quem gosta de arquitectura e design Nº 3, Lisboa, Oct./Nov./Dic. 2011

 

Acerca del Arquitecto

Fredy Massad ha impartido conferencias en España (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León –MUSAC; Universidad de Lleida; Colegio de Arquitectos de Cataluña; Colegio de Arquitectos de Logroño; Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Las Palmas; Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Córdoba; Escola d’Art i Disseny EINA; Escola Técnica Superior d’Arquitectura de Barcelona, UPC; CaixaForum Barcelona;); Gran Bretaña (Architectural Association); Suiza (Eidgenössische Technische Hochschule; Festival Fantoche); Taiwán (National Chiao Tung University); Estados Unidos (The School of the Chicago Art Institute, University of Wisconsin) y Argentina (Universidad de Buenos Aires; Universidad de Belgrano; Universidad de Palermo; Universidad Nacional de Córdoba; Museo de Arquitectura y Diseño, MARQ; Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires).

Interesados en el impacto de las nuevas tecnologías sobre la arquitectura, ¿btbW/Architecture llevan a cabo una intensa actividad como curadores y asesores para eventos dedicados al examen crítico de éste.

 

Fuente: www.btbwarchitecture.com