Extremadamente versátil y de gran durabilidad, el cobre ha sido utilizado en la construcción desde hace 10.000 años. Al no liberar sustancias como otros materiales, reduce la transmisión del número de gérmenes en las tuberías y permite obtener agua potable de mejor calidad. Excelente conductor del calor y de la electricidad, el metal rojo es uno de los materiales más seguros para determinadas aplicaciones.

La historia del metal rojo se remonta al pasado más lejano. El cobre comenzó a utilizarse hace casi 10.000 años debido a sus propiedades únicas y, hoy en día, su importancia es cada vez mayor. No siempre podemos verlo, el cobre a menudo se encuentra oculto detrás de las paredes. Sin embargo, prácticamente cada momento de nuestras vidas se ve afectado por los beneficios que nos ofrece este material tan valioso.

 

Algunas de sus propiedades

El cobre es un metal dúctil y maleable de color rojizo. Cuando se expone al aire, se forma una fina capa protectora de óxido que impide cualquier reacción posterior. Cuando se expone a una atmósfera húmeda durante un largo periodo de tiempo, se forma una pátina verde de sales de cobre que protege el metal contra la corrosión. Junto con el aluminio, el cobre es el metal no ferroso más importante en términos de consumo. Gracias a su excelente conductividad del calor y de la electricidad, es un material esencial para los cables eléctricos.

 

 ¿Cuáles son sus ventajas en la arquitectura y la construcción?

Agua más saludable

Las tuberías de cobre ayudan a que el agua que sale de la canilla sea más pura y saludable, ya que inhiben la reproducción de los microorganismos presentes de forma natural en el agua.

Eficiencia energética

Sea cual sea el sistema de calefacción, los tubos de cobre constituyen la opción más segura. No importa si la calefacción funciona con combustibles fósiles, energía solar o un sistema geotérmico; gracias a sus propiedades, los tubos de cobre son ideales para todo tipo de calefacción. Utilizar tubos de cobre en los sistemas de pared y suelo radiante o en los radiadores tradicionales no sólo es una buena inversión, sino que además ayuda a ahorrar energía.

 

Durabilidad

El cobre es un material tradicional para tejados y fachadas, así como para canalones y bajantes. El cobre expuesto a las condiciones atmosféricas desarrolla una pátina que lo protege de la corrosión y le otorga su característico color verde. Debido a esto, el cobre tiene una gran durabilidad y no necesita mantenimiento.

Combate los gérmenes

El cobre y sus aleaciones tienen un efecto antimicrobiano y reducen el número de gérmenes que se transmiten por el contacto con superficies u objetos. Diversas pruebas han demostrado que los niveles de gérmenes patógenos en los objetos hechos de cobre son hasta un 99% más bajos que en los materiales convencionales, reduciéndose el riesgo de infección. Por ello, el cobre es la elección más saludable.

 

Versatilidad

El cobre como material de construcción es extremadamente versátil. Esto se refleja no sólo en las muchas aplicaciones que tiene, sino también en la facilidad para trabajar con el cobre. Esto hace que el trabajo del instalador sea mucho más fácil y rápido, lo que al final también supone un ahorro de dinero que puede ser destinado a otras mejoras de la casa.

Seguridad


Una instalación con tuberías de cobre puede salvar vidas en caso de incendio, incluso si no se ha instalado un sistema de rociadores automáticos. Los tubos de cobre son anti-incendios y no emiten humos ni gases tóxicos. El cobre es, por tanto, un material que ayuda a reforzar la seguridad de los hogares en caso de incendio.

 

 

Más información:

http://www.el-cobre-crea-hogar.es

 

Fuente: Arkinetia