Han sido construidos en Mitaka, en la periferia de Tokio, y es un edificio de nueve plantas ideado por los arquitectos-artistas japoneses Shusaku Arakawa y Madeline Gins, con criterios que sería restrictivo definir como «originales».
Roza de hecho lo inverosimil la propuesta de una «casa de obstaculos», donde cada elemento está dispuesto y proyectado para ser anticonfortable. Lo que ha inspirado a Shusaka y Madeline es la teoría desarrollada a partir de los años 60, según la cual el ambiente en el que vivimos influye notablemente en nuestros estilos de vida. Hasta aquí nada nuevo, y tambien la Architectural Body Research Foundation ha reunido a profesionales de diversas disciplinas para demostrar que tener la mente activa mejora la calidad de vida.
Pero los Reversible Destiny Lofts quieren ir mas allá de este asunto, pretendiendo complicar la vida con un entorno en el que todo es ilógico, incomodo, alejado de nuestras costumbres, estridente con los cánones de la armonía.
Cada piso, de hecho, está construido con bloques de cemento de las formas más variadas y que, preensamblados, puede ser vueltos a colocar. También sus colores fuertes y en contraste crean a la larga sensaciones de molestia, mientras que los suelos inclinados y los pasos estrechos obligan a torcimientos y a flexiones, en un continuo ejercicio físico.
Y, tampoco hay que decirlo, los destinatarios son sobre todo las personas viejas, cuya decadencia mental y física debería ser obstaculizada, según dicen los proyectistas, precisamente por este estado de «estrés».
En este entorno no hay, por tanto, ningún sentido de espacio, ni el equilibrio que ha guiado siempre la proyectación de los espacios de las viviendas. Azules, amarillos, rosas, rojos, y otros colores muy vivos revisten las formas a veces cuadradas a veces redondeadas del edificio, que vuelven a recordar a la imagen de cajas de juguete. El interior está organizado con un comedor circundado por una pared granulosa, con una cocina ahuecada y un estudio cóncavo. También hay un porche, pero para llegar hasta el es necesario bajarse o arrastrarse, porque la puerta es pequeña y estrecha.
Pero no acaba aquí la cosa: para vivir en esta casa hace falta tener una magnifica memoria, porque, por ejemplo, los interruptores de la luz están colocados de manera ilógica, sin ninguna correspondencia entre el espacio a iluminar y su colocación. Tampoco hay mucho espacio para los muebles, de modo que uno se ve obligado a encontrar soluciones alternativas.
Terminados en octubre del 2005, estos apartamentos asombran aun mas porque cuestan el doble que los normales: !unos 360.000 mil dólares! No se trata, en todo caso, de la primera construcción de este tipo: ya hace diez años los dos arquitectos proyectaron un parque en Gifu, siempre en Japón, inspirado en los mismos criterios.