Hacer arquitectura significa reconocer la importancia del tiempo en un proceso largo que comienza con el proyecto, continua con la obra y termina con el ajuste del mobiliario, la jardinería, etc. Habitar una casa como esta significa, ante todo, disfrutarla desde el interior, ya que es allí donde resulta más sorprendente.

 

 

Ubicación: Murcia, España

Colaboradores: Lola Jiménez, Susana Velasco, Malte Eglinger Ingeniero Estructural: IDEEE

Servicios: Federico Garcia Salmerón

Ingeniero en construcción: Luis Fernando Perona, Miguel Ángel Carceles

Promotor: Juan Carlos López Orenes

Año: 2003-2006

Presupuesto: US $1,15 M

Superficie construida: 467 mt2

Fotografía: Juan de la Cruz Megías & Jesus Granada 

 

Programa de necesidades y condicionamientos previos

 

Dicen que la arquitectura surge de la necesidad. y también de la dificultad (la que nos encontramos y la que nosotros sumamos). Quizás este sea un caso donde ambas cosas confluyen, pero la dificultad gana por goleada: una parcela con doce metros de desnivel, en una ladera Norte, con una edificabilidad insuficiente para el programa propuesto, un terreno rocoso y un bosque a conservar.

 

Justificación de la solución compositiva adoptada

 

La vivienda se realiza como un interfase, un dispositivo de intermediación que permite usar lugares de difícil ocupación. La zona inferior es un vaciado en la montaña, donde se incrustan los usos con menos necesidad de asoleamiento y un acceso a la zona superior. Entre este acceso y el de la parcela, la sombra arrojada por la parte superior crea un vestíbulo suburbano, exterior y pensado para acceder en vehículo.

 

La parte superior, por el contrario, es una grapa que se pincha en el terreno, que queda suspendida, y que genera en su hueco interior una fachada sur que introduce el sol y el viento en los espacios habitables de la casa. Esta zona, despegada del suelo, termina en una cubierta acabada con el mismo material que las fachadas, que lo envuelve todo y permite que el agua de lluvia escurra libremente hasta el suelo, aprovechándola como riego para la vegetación de monte bajo natural del terreno.

 

El acero cubre toda la casa como un embozo, es un tejido que protege térmicamente y al mismo tiempo aísla de las miradas desde el exterior y permite mirar de manera discreta.

 

Por encima de todo, en la zona más soleada, queda una zona de solarium y piscina, que mira por encima de la cubierta triangulada hacia horizontes más lejanos, al mismo tiempo que oculta las construcciones vecinas.

 

Justificación de la inserción urbana

 

En la línea habitual de devastación del territorio cometida por los promotores españoles en su afán de situarse en lugares que tienen unas condiciones naturales atractivas, Montepinar es un ejemplo más: un bosque mediterráneo en una topografía suave con buenas vistas, que es sustituido por una costra impermeable de monocapa y teja de seis metros de altura.

 

El deseo de potenciar las características naturales del lugar obliga a proponer una solución que haga posible no sólo el mimetismo con el paisaje sino que además lo refleje y multiplique.

Aparece así una geometría poliédrica, revestida de acero tornasolado verde-azul, que se funde con el cielo y con los árboles, refleja los pinos cercanos y se eleva para que el suelo pase por debajo de ella. ¿Ironía del lacónico "verdear" de Bruno Latour?

Antes de comenzar esta vivienda la propuesta fue reflexionar sobre las casas hechas por XPIRAL y otras casas interesantes del mundo, planteando un hipercontexto en el que fijar el nuevo proyecto, con el fin de re-situarlo y medir las nuevas posibilidades que plantea.

 

Características constructivas generales

 

La envolvente de la casa es una membrana que, al contrario de lo habitual, se construye de adentro hacia fuera, con diferentes leyes en cada capa y que por lo tanto generan geometrías diferentes. La cámara intermedia es, por tanto, variable, acogiendo o distribuyendo las instalaciones por cubiertas y fachadas de forma libre, pinchando sólo donde es necesario la capa interior cerámica.

 

La estructura de hormigón, generadora principal de los diferentes espacios, queda vista en todas las estancias de la casa, igual que la fábrica de termoarcilla que la retaca, completando la cara interior de la fachada, y que le proporciona masividad e inercia.

 

La cara exterior concentra la impermeabilidad y el aislamiento en una piel mucho más técnica, lisa, suave y tornasolada que envuelve por completo la vivienda.

 

Otros aspectos de interés

 

En el interior aparece el sol, el cielo, el reflejo de los árboles, la transparencia, las vistas cruzadas entre las estancias, entre las diferentes alturas. Multitud de estímulos que contrastan con la uniformidad y hermetismo de la piel exterior, de donde sólo algunas vistas escogidas quedan enmarcadas en pequeños huecos.

 

Lo cercano se convierte en lo más importante (paisaje, reflejos, vistas, materiales), por lo que el mobiliario y la iluminación son elementos esenciales que se entrelazan con los elementos constructivos, algunas veces de manera literal, hasta formar un todo que será, de nuevo, el tiempo quien lo termine de ajustar de manera natural.

 

Como dato adicional hay que tener en cuenta que esta arquitectura de fachadas y cubiertas continuas puede generar nuevas tareas domésticas, como por ejemplo limpiar el tejado…

 

Hacer arquitectura significa reconocer la importancia del tiempo en un proceso largo, que comienza con el proyecto, continua con la obra y termina con el ajuste del mobiliario, la jardinería, etc.

Habitar una casa como esta significa, ante todo, disfrutarla desde el interior ya que es allí donde resulta más sorprendente.