Tres diseñadoras industriales de la Universidad Nacional de Córdoba trabajan desde hace más de un año en un proyecto para utilizar el tegumento de maní (la piel roja que tiene la oleaginosa) en la cadena productiva del plástico.
“Manímero es un material compuesto ecológico que puede incluirse en la fabricación de maderas plásticas (conocidas como WPC-wood plastic composites). De esa manera recuperamos este desecho agroindustrial y agregamos valor”, explica Carolina Sedran, quien junto a Valentina Santellán Arbol y Ana Martínez Carranza son las impulsoras de este proyecto.
En Córdoba, cada año se generan 10.000 toneladas de piel y apenas una parte se usa para alimento animal o alimentación de calderas. Además, la idea tiene una gran ventaja para las empresas cordobesas desde el punto de vista logístico: en 130 km de extensión, en el sureste de la provincia, se encuentra el 94% de la producción de maní del país.
“Nuestro proyecto se inicia secando y moliendo el tegumento hasta obtener una consistencia similar al azúcar impalpable. Luego, ese granulado se mezcla en una tolva con otros polímeros para realizar la inyección. La ventaja es doble: le quitamos residuos a las empresas y producimos de manera sustentable”, amplía.
En otros países del mundo ya se usan tegumentos para la carga de materiales plásticos: en España con piel de almendras y en China con la del arroz. Este es el primer proyecto para hacerlo con piel de maní.
“Usar Manímero incrementaría los costos en casi 10%, pero si se mira a largo plazo, la producción ecoamigable permite una ventaja impositiva y es una acción de RSE importante”, explica Sedran.
Y agrega: “A partir del uso de polímeros logramos obtener un material compuesto con variabilidad en su dureza, lo que permite ser usado en distintos procesos productivos como inyección, extrusión y rotomoldeo”, indicó.
El material compuesto ecológico se podría utilizar para arquitectura no estructural, objetos de uso doméstico y decorativo, y también en mobiliario, explican las diseñadoras.
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