¿Qué perfil de arquitecto forman las universidades actuales? ¿Responden a las necesidades de urbanas actuales? ¿Precisamos arquitectos especialistas en códigos municipales, en gestión de la ciudad, en patrimonio, en urbanismo? ¿Se busca crear conciencia de una participación activa de los profesionales en el diseño de las ciudades?

La arquitectura es una de las carreras en las que podría existir un campo laboral muy amplio y diverso, que puede ir desde la clásica visión del arquitecto que diseña, hasta un perfil más técnico y cercano a la gestión y a la política, pasando por el tremendo espectro y campo intermedio.


Sin embargo, y a pesar de este tremendo horizonte de posibilidades, las universidades, en general, apuntan a la formación de un arquitecto tipo, que es el diseñador, donde podemos decir que es limitado o insuficiente.

La visión que se tiene al entrar a la universidad y la que también tiene la mayoría de la sociedad es la del perfil clásico del arquitecto que diseña un proyecto. Gran parte de esto tiene que ver con cómo se prepara o forma a los profesionales en las universidades y cómo estas dan cabida a un espectro mayor de tipos de arquitectos que apuntaría hacia una cierta especialización, como sí sucede en carreras como ingeniería, agronomía o medicina.

Pocas colocan un cierto énfasis en distinguir que existen más posibilidades y campos laborales que se podrían abrir, y en los que la formación de un arquitecto sería muy útil, generando una tremenda frustración en los profesionales que salen al mundo laboral y se dan cuenta de las pocas posibilidades reales.

Se ha dejado de lado la participación activa de los arquitectos en campos como la ciudad, la gestión de políticas y normativas o la inserción en círculos más relevantes de la sociedad como política, empresa o sociedad. Quizás una explicación es por la escasa formación o preparación que tienen como arquitectos para poder insertarse posteriormente en esos contextos.  Poco y nada se enseña de gestión, relaciones públicas, aspectos técnicos o políticas públicas y cuan útil serían mayores conocimientos en estas áreas.

Lo que falta es abrirse y entender que, en muchos casos, el diseño no es la única forma de ser arquitecto, es una posibilidad de hacer arquitectura.

Sin embargo tenemos que entender que, de propiciar una formación más específica y diversa, se deben limitar los campos de acción, al igual que sucede en carreras como ingeniería o medicina. Probablemente ningún ingeniero estructural intervendría en finanzas o administración o ningún psiquiatra realizaría trabajos en traumatología.

Propiciar una diversidad de perfiles y posibilidades permite satisfacer no sólo una mayor cantidad de demandas, sino también satisfacer las aspiraciones y talentos de los miles de arquitectos titulados y para los que el diseño propiamente tal, no resulta tan atractivo.


Fuente:

www.plataformaarquitectura.cl