Una antigua vía ferroviaria reutilizada como espacio público. Una excelente manera de recuperar el pasado y modernizarlo en un área para la recreación.

La High Line de Nueva York es una antigua vía ferroviaria elevada de 2.4 kilómetros de longitud, construida en la década del ’30 en el West Side de Manhattan, a través del famoso Meatpacking District.

Actualmente, funciona como un paseo polivalente de uso público, donde se desarrollan ferias, festivales y recorridos paisajísticos.

 

Estas vías, en desuso desde mediados de la década de 1970, fueron objeto de concursos internacionales organizados por la ciudad de Nueva York y la FHL (Friends of the High Line), una organización sin fines de lucro dedicada a la preservación y reutilización de la High Line.

 

El equipo de Field Operations (arquitectura paisajista) y el estudio arquitectónico Diller Scofidio + Renfro finalmente fueron seleccionados para comenzar la labor de diseño de la nueva High Line, pero con un nuevo fin: un espacio común para los ciudadanos de Nueva York, a la manera de una promenade verde. El primer tramo de la línea fue abierto al público en junio de 2009.

 

Inspirados por la melancólica belleza de estas vías industriales, donde la naturaleza ha reclamado su lugar en lo que alguna vez fue una pieza vital de la infraestructura urbana, el nuevo parque respeta su herencia. Traslada la biodiversidad que se apropió del lugar luego de que este cayera en desuso, a un camino de microclimas urbanos a lo largo del trazado original que incluye luces, sombras, seco y húmedo, espacios descubiertos y protegidos. Siguiendo una estrategia agroarquitectónica (parte agricultura, parte arquitectura), la superficie de la High Line se convierte en unidades diferenciadas y a la vez integradas de pavimento y vegetación, desarrolladas a lo largo de los casi dos kilómetros y medio de su recorrido en una variedad de gradientes, desde 100% pavimentado a 100% naturales.

 

 

El sistema de pavimentación consiste en placas de concreto premoldeado con uniones abiertas, para permitir el crecimiento de vegetación natural entre las aberturas de la acera. Estas placas tienen terminaciones cónicas en forma de peine, lo que genera superficies sólidas pero verdes, creando sendas que el público puede utilizar de formas variadas. El parque en su conjunto da lugar a lo silvestre, lo cultivado, lo íntimo y lo social. Los puntos de acceso, situados cada dos o tres cuadras, están diseñados para prolongar la transición del ritmo frenético de las calles de la ciudad al paisaje calmo y surreal  que las recorre por encima.

 

Fuente:

http://thelookupblog.wordpress.com